quatre.

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Caminé furiosa con mi teléfono en mi mano entre los pasillos de la escuela teniendo un sólo objetivo en la mente. Encontrar a Luke Hemmings.

Era la hora del almuerzo, eso sólo podía significar una cosa; la cafetería.

Corrí hasta el lugar y al entrar atraje la atención de casi todos los presentes hacia mí, causando algunas risas y comentarios imbéciles de parte de la multitud. Fui hasta la mesa donde Luke y su grupo de idiotas junto con los más populares de la escuela se sentaban.

—¡Luke Hemmings, voy a matarte!–grité llamando la atención de ahora sí que de toda la cafetería, él volteó a verme con una sonrisa burlona.

—Pero miren quién es, la que me tiene ganas–rió con ironía, lo fulminé con la mirada.

—No vas a salir tan fácil de esta, Hemmings, me meteré con algo que en serio te duela–amenacé.

—Oh vamos–rió–¿hay algo más con lo que tengas que meterte?–cuestionó con la misma sonrisa burlona. 

Una loca idea se cruzó por mi cabeza y sonreí traviesa.

—Hay muchas cosas con las que puedo meterme–susurré acercándome peligrosamente hacia él. Todos en la mesa chillaron.

—¿Ah sí?–balbuceó mirando detenidamente mis ojos. Asentí mordiendo mi labio–¿c...cómo qué?

—No lo sé, dime tú–medio sonreí con cierta pizca de seducción. Acaricié su mejilla con delicadeza.

Nuestras miradas estaban conectadas, y nuestros rostros muy cerca, sentí como él me tomó de la cintura y nuestras respiraciones se mezclaron. 

—Oh preciosa, esperé tanto tiempo este momento–susurró casi en mis labios. Fue ahí cuando levanté mi rodilla, dando un golpe en su querido amigo. Él cayó al suelo y todos en la cafetería comenzaron a reír. Incluído sus amigos quienes reían pero aún así se agacharon a ayudarlo–¡¿porqué hiciste eso?!–gritó al levantarse.

—Para que aprendas a no editar cosas que jamás pasarán–me crucé de brazos.

—¿Qué te pasa kiosquera?, ¿acaso no me tienes ganas?, el audio dice otra cosa.

—¡Eres imposible!

kiosque; luke hemmings.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora