Luke Hemmings
Mentiría si dijera que no estaba preocupado por ella, porque muy en el fondo las voces de mi cabeza se encargaban de repetirme lo mal que había estado jugarle esa pequeña broma en el baile, quizás sí había sobrepasado los límites.
Era raro no verla en los pasillos, insultándome cuando pasaba por su lado o intentando hacerme bromas todo el tiempo. Era raro no fastidiarla o hacer que se ponga en su faceta de histérica que tanto amaba.
Quise ir a verla varias veces al hospital y a su casa pero Calum no me lo había permitido, pasó de ser mi mejor amigo a odiarme por completo, hasta Ashton y Michael que no eran lo suficientemente unidos a ella se habían enojado conmigo y lo entendía, había cometido una estupidez y ahora estaba pagando por ello.
Supuestamente volvería al colegio la semana entrante, y creí que todo volvería a ser como antes pero no fue así.
Calum me llevó una mochila que Dev me había sacado hace unos cuántos meses ya, adentro habían varios beanies que ella solía robarme junto con los cien dólares y unas cuántas cajas de cigarrillos que nunca me había dado.
De repente ir a comprar a su kiosco familiar ya no tenía sentido, ella ya no atendía, o por lo menos no a mí. Fui incontables veces pero jamás lograba encontrarla, según su madre no estaba en casa o se encontraba durmiendo.
Hace dos semanas ya que Devon Hudson no me dirige la palabra. Verla pasar por lo pasillos con esa brillante sonrisa y sus ojos grises perlados sin siquiera mirarme dolía de una manera que no podía explicar, y por primera vez ella hizo que me sintiera un completo imbécil.
Pasamos de tener una relación de bromas, risas y odio a suprimir las primeras dos para convertirse en una relación neutra, donde ella me odiaba y yo me odiaba a mi mismo.
Lo peor de todo es que no sabía porqué me sentía tan mal, si Devon nunca había sido importante para mí.
O eso creía yo.
Ahí fue cuando la imagen de Devon apareció una vez en mi cabeza, cubierta de pintura negra, su bello vestido abultado y arruinado, su cabello despeinado, y sus ojitos rojos a punto de derramar lágrimas, por primera vez la vi vulnerable y avergonzada, mi pecho se oprimió al recordar esa escena y solo logré odiarme más de lo que ya me odiaba.
Las veces que la fastidiaba para hacer que se enoje conmigo, las bromas pesadas, cuando le decía lo fea que se veía cuando en realidad iba preciosa, todas las veces que había reído junto a ella por accidente, los años que llevábamos de conocernos y tener esta relación tan particular, ¿en qué momento se había vuelto tan indispensable en mi vida?
Y ahí fue cuando caí en cuenta de que quizás, y sólo quizás, había tenido una clase de sentimientos encontrados hacia Devon.
Creo que ella me gustaba.
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kiosque; luke hemmings.
FanfictionDonde Luke va todas las noches a comprar cigarrillos al quiosco de la familia de Devon. Libro 1/4.