Capítulo 2: -"Esto es hermoso."

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Movieron delicadamente mi hombro y desperté, el avión estaba a punto de aterrizar y tenía que colocarme mi cinturón de seguridad y colocar mi asiento de forma vertical para el aterrizaje.

-¿Dormiste bien?-Carter recién despertaba y sus ojos adormilados me miraban con cansancio.

-Si, gracias-Sonreí-¿Y tú?.

-Yo igual, gracias.

El avión volvió a hacer el movimiento brusco que había hecho cuando había despegado, la única diferencia entre ambos es que ahora estábamos aterrizando. Había llegado a Miami.
Mire por la ventana del avión y mis ojos quedaron maravillados al saber que ya estaba cerca de cumplir mis metas.

-¿Hermoso verdad?-Carter vio a través de la ventana y sonrió mientras ambos desabrochabamos nuestros cinturones de seguridad y nos preparamos para bajar del avión.

-Si...

Bajamos del avión y rápidamente me dirigí a buscar mi equipaje. Me costó encontrar mis valijas, pero cuando ya lo había hecho salí del aeropuerto a buscar un taxi que pudiera llevarme a mi nuevo departamento, odio ir en taxi pero hasta que no traigan mi auto tendré que ir en uno todos los días a la universidad, por suerte entraba en dos semanas y si la suerte por fin estaba de mi lado probablemente lo tendría antes de ese tiempo. Lo sé, lo sé, conseguí muy rápido un nuevo hogar, pero esa era una de las ventajas de que tus abuelos sean millonarios y que al ser su única jodida nieta te consientan hasta más no poder.

Mi departamento quedaba cerca de la universidad, Michelle me había ayudado a buscarlo y a comprarlo. Digo comprarlo porque mis abuelos lo compraron para mi como un regalo de despedida.

Luego de unos eternos quince minutos logré conseguir un taxi, le indique la dirección que antes me había enviado Michelle y observe las calles de Miami, esto no podía ser más hermoso, palmeras adornaban las calles que estaban llenas de tiendas que seguramente yo asaltaría más tarde y compraría todo lo que encontrara.
El taxista dobló en una esquina y pude ver que el mar cada vez estaba más cerca de nosotros ¡Mi maldito apartamento estaba cerca del mar! Mi vida no podía estar mejor.

Llegamos a nuestro destino, un edificio tan alto que hasta verlo me daba vértigo, tenía muchas ventanas y lograba ver su recepción desde el taxi gracias a las puertas de cristal que llevaban al interior de, ahora, mi hogar. Le pagué al taxista que muy amablemente me ayudó a bajar mi equipaje y dejarlo en la recepción del edificio, donde un botones lo subió a mi piso cuando dí mi nombre.

-Su piso es el numero treinta y dos, puerta siete.-La amable recepcionista me dió mis llaves-Son dos, una es de repuesto... Hay algunas reglas que debe conocer-No quería conocer las malditas reglas, solo quería ver mi apartamento y quedarme ahí todo el día festejando como loca mi nueva vida-No se permiten fiestas entre semana-Eso era estúpido, ¿A que imbécil se le ocurriría hacer una fiesta entre semana?-Todos sus servicios deben ser cancelados cada mes, aunque también puede cancelar por anticipado...-Siguió hablando por unos cinco minutos más pero yo ya no le prestaba atención. Hasta que al fin termino su charla informativa que en realidad no me interesaba en lo absoluto-...Mascotas pequeñas, no están permitidos los perros grandes. Creo que eso es todo, bienvenida a su nuevo hogar señorita Smith.-Sonrió cortesmente y yo le devolví una sonrisa llena de hipocresía mientras gesticulaba un pequeño y débil gracias.

Me dirigí hacia el ascensor del edificio y marque el botón que tenía en el centro un elegante 32 escrito en negro. Piso 5... 14... 25... Se detuvo en el piso veinticinco y se abrieron las puertas del ascensor, un chico que se me hacia familiar entró al ascensor y su sonrisa fue enorme al verme.

-¡___(tn)!-Gritó emocionado y yo solo sonreí, aún no recordaba donde lo había visto-¿No me recuerdas?-Negué con mi cabeza-¡Por Dios! ¡Soy Mark!-Puse mi cara de pensar mientras recordaba donde pude haber conocido a algún Mark y él lo notó-Soy el chico del McDonald's donde te quedaste atorada dentro de un tobogán en San Antonio-Rió al recordarlo y finalmente lo reconocí, ¿Cómo había sido tan estúpida como para olvidar a un chico tan guapo como él?. El ascensor se cerró.

-¡Mark!-Lo abracé-¿Qué haces aquí?-dije cuando ya lo había soltado.

-Me mudé, al fin pude reunir el dinero que necesitaba para abrir aquí una pequeña librería y ahora vivo en este edificio-Su voz estaba llena de felicidad y emoción-¿Y tú que haces aquí?.

-Voy a estudiar en la universidad de aquí, y también vivo aquí a partir de hoy-Sonreí, era agradable tener a alguien conocido aquí.

-Bueno, eso es genial-Sonrió-¿Cuál es tu piso?.

-treinta y dos-Señale el botón-¿Y el tuyo?.

-Treinta y dos-Ambos reímos-¿Número de puerta?.

-siete-Sonrió-¿La tuya?.

-Cinco, quedan a la par.-Dijo con emoción.

-Vecino-Mi voz estaba igual o quizá un poco más entusiasmada que la de él.

El ascensor se abrió en nuestro piso y ambos salimos, era un gran pasillo con varias puertas en él. Los números de las puertas estaban uno frente al otro, el 1 a la par del 3 y frente al 2. De tal manera que el apartamento de Mark quedaba al lado del mío.

-¿Sabías que tu apartamento es el más grande de este piso?.

-¿Es en serio?-Asintió con su cabeza-Genial...

-Hay un balcón que hace que tu apartamento se conecte con el mío-Sonrió mientras comenzábamos a caminar hacia mi apartamento.

-Tendrás que aguantar mis visitas constantes-Él sonrió y llegamos al apartamento 7.

Vi a una mujer parada junto a mi puerta junto a mi equipaje, la reconocí al instante a pesar que estaba de espaldas. Michelle.

-¡Michelle!-Ella volteó y sonrió al verme.

-___(tn), cariño, que gusto ver que ya has venido.

-___(tn), tengo que ir a sacar mi ropa de la lavadora-Rió viendo el piso avergonzado-Te veo luego-Entró a su apartamento y cuando vi a Michelle, ella me estaba viendo con una sonrisa extraña.

-Veo que ya has hecho amigos.

-Lo conocí hace años en San Antonio-Ella sonrió.

-Entremos-Saque la llave del bolsillo de mi chaqueta y la introduje en la cerradura.

La puerta se abrió de par en par dejando ver un hermoso apartamento. Era elegante, hermoso y acogedor. Tenía una cocina, una sala de estar y un hermoso balcón al fondo, por el momento era lo único que sabía que esta maravilla tenía, pues es lo primero que se puede observar al abrir la puerta.
Michelle vio mi cara sorprendida y solamente rió mientras ella entraba mi equipaje y se adelantaba a dejarlo en la sala. Caminé revisando todo el apartamento y cuando ya había revisado todo descubrí que en la sala de estar había una chimenea y encima de esta se encontraba una gran pantalla plana, los sofás eran de cuero y eran extremadamente cómodos, al fondo de esta se podía ver el balcón del cual me había hablado Mark. La cocina tenía una barra de mármol para tomar el desayuno y aparatos de cocina modernos que probablemente tendría que aprender a usar en YouTube al igual que tendría que aprender a cocinar con su ayuda. Había un pasillo que tenía cuatro puertas más, dos en cada pared y al fondo había otra. La primera resultó ser la sala de lavado, secado y planchado, la que estaba al lado el cuarto de invitados, en la otra pared estaba una sala de juegos que tenía estanterías para libros, la otra una sala de estudio y la última al fondo mi habitación.
Mi dormitorio era la habitación más grande de todas las anteriores, la cama era enorme y tenía una mesita de noche a cada lado, una pantalla plana y dos puertas más, uno era mi baño privado que por cierto esa tina era una maravilla y la otra puerta era mi closet, sin duda tendría que ir de compras para llenar todo ese jodido espacio.

Salí de ahí y me dirigí al balcón, observe la vista mientras que Michelle me observaba desde la sala.

-Esto es hermoso-Solté un gran suspiro y regrese al lado de Michelle.

-Me alegra que te haya gustado, eso significa que estarás a gusto-Asentí con la cabeza-Quiero que hoy me acompañes de compras, ese closet no se va a llenar solo.-Sonreí inmensamente y Michelle rió por mi reacción, saque mi tarjeta de débito de mi cartera y la agité en mi mano.

-Estoy lista, vamos.-Michelle rió mientras yo la arrastraba hacia la salida.

El Amor De... ¿Mi Vida? (Austin Mahone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora