Capítulo 4: -"¿Sebastian, cierto?"

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Esta cama es tan cómoda... No quisiera levantarme nunca de ella, más aún por lo que se que me tocará pasar cuando Rob me lleve a la casa que comparte con Austin, Gatya (se me está haciendo costumbre decirle así... Me gusta llamarla así. Y no, no son celos ni nada por el estilo), Michelle, Alex y Zach. Pero obviamente no podré evitarlo.
Fue la primera noche que pasé en mi nuevo hogar y me sentí algo sola, después de seis años de compartir la habitación con Dulce tener mi propia habitación fue raro... No me desagrado, pero me hizo falta hablar con Dulce hasta quedarme dormida, y que en vez de despertarme por los rayos del sol, la alarma o que mi cuerpo despertara solo Dulce me despertara.

Estiré mi cuerpo, abrí las cortinas de mi habitación admiré la vista y revisé la hora en mi celular, 8:32 se leía en la pantalla.
Caminé hacia el baño, me duche, cepille mis dientes y luego me puse la ropa que había comprado ayer antes del incómodo incidente con Austin y Gatya.
Me dirigí hacia la cocina y me propuse a hacerme un delicioso desayuno, revisé la alacena y me dí cuenta que no tenía nada... Recordé que tan sólo tenía un día aquí y no había hecho las compras. Por suerte ayer vi que había un Starbucks cerca de aquí y decidí caminar hacia el.
En el camino hacia el Starbucks recibí un mensaje de Dulce.

-¡Hola mi ___(tn)! ¿Cómo llegaste?

-¡Hola! Bien... ¿Cómo están todos?

-Bien, nos haces mucha falta... ¿Cómo te ha ido? ¿Ha pasado algo interesante?

-Quizás... Sabes, voy a comprar mi desayuno, te llamo luego para contarte.

Bloqueé mi celular y lo guardé en la bolsa trasera de mi pantalón, caminé por cinco minutos más y luego ya estaba en frente del local.
Entré a este y por suerte no había fila para ordenar, pedí un Frappuccino de caramelo con caramelo adicional (si lo se, es una delicia) y un rico sándwich capresse. Dí mi nombre, pagué y luego de que me dieran mi orden caminé hacia una mesa que vi vacía junto a la ventana. Saqué mi celular para revisar la hora, 9:58. Lo bloqueé y antes de poder guardarlo alguien había chocado conmigo y había derramado mi Frappuccino encima de mi. Que se cuide el maldito que lo haya hecho. Me limpié rápidamente con una servilleta que estaba en una mesa a la par mía.
Levanté mi vista hecha una furia y me topé con un chico alto, corpulento de cabello negro y unos ojos verdes preciosos (aunque cabe destacar que los de Austin son más bellos, tienen algo que me encanta... ¿¡QUÉ estoy diciendo!?), llevaba un latte en la mano y gracias a el pude saber su nombre; Sebastian.

-¡Lo siento!

-No te preocupes, yo fui la tonta por no ver por donde iba. Compraré otro.-¿Eres estúpida ___(tn)? ¡Tienes que hacer que él te compré otro! ¡Derramó tu maldito Frappuccino encima tuyo!.

-Claro que no, yo te lo compraré, es lo único que puedo hacer.-Eso es, pagalo.

-No tienes de que preocuparte.-Tonta.

-No en serio-Vió el líquido derramado en el suelo y el envase a un lado-¿Te llamas ___(tn)?.

-Si, ¿Cómo lo sabes?-Dirigió su vista hacia el envase en el suelo y mi nombre se podía ver.-Oh, claro...

-Vamos, ___(tn). Compraré tu bebida.

No esperó mi respuesta y fue directo a la fila para comprar mi bebida, por suerte mi sándwich no había sufrido ningún daño. Me quedé en el mismo lugar admirando su bien trabajada espalda, hasta que él volteó y sonrió.

-¿Podrías venir? Es solo que no sé cuál era tu bebida.-Asentí con mi cabeza y con una sonrisa me coloqué a su lado.

-¿Sebastian, cierto?-Él asintió con su cabeza y sonrió.

El Amor De... ¿Mi Vida? (Austin Mahone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora