Capítulo 5: -"Es un sentimiento mutuo, Gatya..."

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Corrí hasta llegar a mi apartamento, la recepcionista me saludo, no le respondí y seguí corriendo hasta el ascensor. Presione el botón 32 y gracias a Dios el ascensor no paro en ningún maldito piso y me llevo directo al mió. Las puertas se abrieron e inmediatamente pude ver a Rob sentado en el piso recostado junto a mi puerta, volví a correr y cuando llegue a la puerta 7 me tiré al piso junto a Rob. Estaba sudada y seguramente roja.

-Pareces un tomate-Comenzó a reír y lo vi mal, el entendió que si seguía riéndose de mi apariencia moriría.-Perdón, ¿Estás lista?.

-¿Te parece que estoy lista?-Se alzó de hombros. Hombre tenía que ser.-No, no estoy lista animal, tan solo mirame. Estoy sudada, roja, y tengo que cambiarme de ropa.

-Cómo quieras, vamos. Arriba-Se paró y luego se puso frente a mi para poder jalar mis brazos y así poder levantarme del suelo.

Abrí mi apartamento y deje que Rob entrara primero, cerré la puerta detrás de mi y caminé hacia mi habitación, no sin antes dejar lo que quedaba de mi Frappuccino y mi sándwich en el refrigerador para comerlo más tarde. Rob se había quedado en la sala viendo algún canal de deportes en el cable.
Tomé dos toallas y me metí a la ducha. Tomé un relajante pero rápido baño y salí de ella. Cepille mis dientes y salí para buscar la ropa que me pondría. Elegí unos leggins y una blusa manga larga gris, cepille mi cabello y lo deje suelto. Tomé mi celular y salí de mi habitación para ir a buscar a Rob en la sala.

-Ya estoy lista, cariño.

-Si que te pone de buen humor darte un baño-Rió y claro, lo vi mal-son bromas, vamonos se hace tarde...-Apagó el televisor, tomó su billetera y sus llaves y se levantó del sofá para luego tomar mi mano y salir de mi apartamento.

Le puse el seguro a la puerta de mi apartamento y luego Rob me arrastró hasta el ascensor.
Rob volvió a tomar mi mano. Salimos del edificio para entrar al auto de Rob y tomar el camino que había tomado esta mañana para ir al Starbucks, seguimos calle abajo hasta llegar a la orilla de la playa que no estaba tan lejos de mi edificio.
Había una casa, mejor dicho una mansión pintada de blanca rodeada de arbustos y un portón negro enorme, no se podía ver absolutamente nada gracias a el. Rob bocinó tres veces para después avisar por el comunicador que se trataba de él y de una visitante. La voz de un hombre que no conocía dió autorización a que entraremos y segundos después el intimidante portón negro de abrió de par en par dejando ver una casa enorme y preciosa, tenía una alberca y jardines enormes... También contaba con una cancha de tennis y otra de basquetbol, era obvio que tendría una porque Austin ama el basquetbol.

En la enorme puerta principal de la mansión yacía la figura de una mujer, Michelle. Tenía una enorme sonrisa en su rostro, pero yo aún seguía molesta con ella por haberme abandonado en ese incómodo y vergonzoso momento en el que me encontré con Gatya y Austin.

-Ha estado muy emocionada desde que le dije que vendrías...-Dijo Rob mientras se parqueaba justo en frente de la puerta. Bajamos del auto y luego un chico apareció, Rob le entregó las llaves del auto para que este chico se lo llevará a algún lugar desconocido para mi.

Subimos las pocas gradas que nos llevaban a la entrada principal y cuando llegamos al lado de Michelle, esta se lanzó hacia a mi para abrazarme.

-¡___(tn)! Querida, que alegría que vengas a visitarnos.-Se alejo de mi y me mostró una enorme sonrisa que aunque vio que no era correspondida por mi no se borró-Siento mucho haberte dejado ayer, es solo que Zach tenía un problema con el horno ayer.

-De acuerdo, te perdono. Pero debes darme mis bolsas.-La señalé con mi intimidante dedo índice y ella sonrió.

-Tenlo por seguro. Vamos, entremos.

El Amor De... ¿Mi Vida? (Austin Mahone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora