Capítulo 2: Victoria Bellisario.

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Córdoba, Argentina. Jueves 25 de Agosto.

-¡Vamos Victoria, vos podes ir más rápido!- Le gritaba la profesora Hernández mientras la castaña nadaba los más veloz que podía en la gran pileta de natación.

  A la adolescente de dieciséis años nunca le había gustado natación pero para su mala suerte, esta era una actividad obligatoria en su colegio, aunque podía elegir football o handball pero era mucho peor en esos deportes.

  La chica de ojos azulinos siguió pataleando lo más rápido que podía pero por más que tratara de hacer lo que la profesora le decía, ella sentía que no iba a llegar tan rápido al otro extremo sin que alguien la empujara, lo que no creía posible.

-Tenes que ser más rápida.- le dijo la mujer con cabello demasiado rizado y ojos verdes.-¡Eso es todo por hoy!- gritó a todas sus estudiantes para luego tomar la libreta donde anotaba las calificaciones de las alumnas e irse algo disgustada por lo incompetente que era su alumna en el deporte. 

Victoria caminó con dificultad a través del agua  para llegar a la escalera que estaba para salir de la piscina, hoy su abuela iba a ir a recogerla así que trató de apresurarse pero sin darse cuenta que un grupo de chicas se estaban acercando a ella sin buenas intensiones.

-Vicky, tanto tiempo.- la mencionada se dio la vuelta y se encontró con la persona con la que menos quería hablar y sus torpes amigas.

-Si, mucho tiempo Lourdes.

Lourdes Cesar estaba parada frente a Victoria junto con sus amigas, su cabello rubio estaba dentro de la gorra de natación y su perfecta sonrisa sarcástica estaba plasmada en su rostro. Lourdes era hija del jefe de su padre y también su peor pesadilla desde que eran niñas. Victoria la conocía desde que tenía memoria y no con cosas bonitas. La más pequeña de la familia Cesar siempre había sido muy mala con las personas de su misma edad, no era nada parecida a sus padres o hermanos que eran la personas más dulces del mundo, Lourdes disfrutaba ver como otros se sentían mal.

Flashback

En el patio de su casa se encontraba la pequeña Victoria de siete años sentada en uno de los banco del jardín mientras pegaba figuritas de High School Musical en su álbum nuevo que le había obsequiado su padre por sus buenas calificaciones en el colegio.
Era un día de primavera y la niña llevaba puesto su vestido rosa favorito que le había hecho su madre, su cabello estaba recogido en dos coletas y tenía a su lado su muñeca de trapos que había hecho ella misma en el colegio, de la cual estaba muy orgullosa.

-Vicky, llegaron los Cesar. Traje a Lourdes y sus amigas para que jueguen con vos.- dijo su madre mientras salía por la puerta-ventana que daba al jardín, seguida de tres niñas rubias.

Victoria solamente asintió y siguió haciendo lo suyo mientras que pensaba en lo que se venía no era bueno.

-Quiero jugar a las muñecas. ¿Dónde están tus muñecas?- preguntó una pequeña Lourdes mientras miraba con los brazos cruzados a la castaña.

-No tengo muñecas, sólo a Tati.- mostró la muñeca de trapos. Las tres niñas la miraron con asco mientras retrocedian.

-Esa muñeca es horrible, además ¿Qué estás haciendo?- Natasha, la prima de Lourdes, le arrebató el álbum de figuritas a Victoria y se lo tendió a líder de las pequeñas rubias.-¿Te gusta High School Musical?- preguntó irónicamente con una sonrisa burlona.

-Dame eso.- reclamó Vicky mientras se paraba enojada. Sabía que algo así iba a suceder.

-A la tonta y gorda de Victoria le gusta High School Musical.- se burló Sonia, la mejor amiga de Lourdes.

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