-Pero Alejandro, no me mires como si estuviera loca.-Le reprochó Teresa a su hijo.- Te mostré lo que soy capaz de hacer, no podes hacer de cuenta que no tuvimos esa conversación. También hablé con Victoria sobre esto, va a hacerle bien estar con los suyos.
Mientras los adultos discutían en la cocina sobre enviar a Victoria a Hawkins, algo en lo que su padre no estaba de acuerdo, la castaña se encontraba escuchando la pelea desde las escaleras.
La adolescente no sabía si eso era lo mejor, estaba confundida. Una parte de ella pensaba que todo esto era un disparate y que su abuela se había vuelto loca pero la otra, le decía que era lo mejor, iba a poder comenzar de nuevo. Posiblemente eso era lo que le faltaba, eso podría llenar el vacío que sentía. O probablemente no.
-Mamá, no quiero seguir hablando de esto. Ya te dije que mi hija no va a ir a ese instituto al otro lado del mundo.
-Non essere stupido, figlio.- Habló en italiano Teresa.- No estas pensando. Esto no es opcional.- la anciana soltó un suspiro.-Ella tiene que aprender a usar su don, ¿Qué harás cuando no sepa controlarlo?¿Lo vas a ignorar?¿Y si alguien se entera de ella y la matan pensando que es una amenaza?
-No lo sé.-El hombre pasó sus manos por su rostro, en signo de frustración.- Esto debe decidirlo ella.
Victoria al escuchar eso se levantó de las escaleras y caminó hacia donde estaban con paso decidido.
-Quiero hacerlo.-Sentenció mientras se paraba delante de su familia.-Esto podría ser lo que siempre sentí que me faltaba, papá. Necesito hacerlo.
Su padre asintió y abrazó a su única hija, sabía que iba a extrañarla pero no podía evitar que se fuera.
Más al norte, en el mismo continente, West Foster se encontraba esperando la llamada de Nina mientras trataba de concentrarse en la serie que estaba viendo. El timbre de su celular sonó, haciendo que el corazón del jóvenes comenzara a latir más rápido de lo normal. La pelivioleta le diría si había conseguido que lo aceptaran en Hawkins.
Con sus manos temblando, deslizó el dedo sobre la pantalla del aparato y lo colocó sobre su oído derecho.-Nina.-dijo en un suspiro.
-Es mejor que tomes asiento.-se escuchó del otro lado de la línea.
-¿Qué fue lo que te dijeron? ¿Podré ir?
Mientras pasaban los segundos el castaño se sentía cada vez más nervioso. Si no lo habían aceptado iba a quedarse con su padre hasta quien sabe cuanto tiempo, todo iba a seguir igual para él.
-4 de septiembre a las 11:30 pm.- dijo seriamente la ojiazul.
-¿Qué?¿Qué significa eso? Nina, sé más específica.
-¡Eso significa que tenemos que estar antes de esa hora en el aeropuerto!.- la chica gritó, dejando de fingir seriedad.
-¡¿Qué?! ¡¿Es enserio?! ¡No puedo creerlo, me aceptaron!.- Ahora era West el que gritaba de felicidad.- Espero que no sea una de tus bromas, Nina Lewis.
-No es una broma, Foster.
-Eso espero.-el chico ahora estaba más calmado.-¿Qué te han dicho exactamente?
-Bueno, al principio parecieron sorprendidos de ti porque ellos saben de todas las personas que poseen algunos de estos dones alrededor del mundo, pero luego de darle algunos de tus datos, ellos aceptaron con mucho gusto que estudies allí.
-Eso es genial, por un momento pensé que iba a tener que quedarme aquí por siempre.-suspiró el adolescente, sacándose un peso de encima.
Los chicos pasaron una hora más hablando por teléfono, Nina le contaba a West lo increíble que era Hawkins, y el chico estaba más que encantado con todo y ansioso. La pelivioleta terminó con la llamada ya que su madre la había mandado a realizar las compras. Al cortar, el moreno busco su maleta y comenzó a llenarla con algo de ropa. Estaba realmente emocionado, hasta el punto que había contado cuanto faltaba para el gran día.
Al otro lado del mundo, específicamente en París, Arianne estaba en el balcón de su cuarto tomando fotos a la hermosa vista que tenía de la ciudad. La rubia solamente podía pensar que en un par de días tendría que dejar el país y a sus seres queridos para irse a un internado.
-¿Estás bien?- la ojiazul se volteó asustada, encontrándose con su hermano mayor.
-No hagas eso, Frédérick. Casi me matas de un susto.
-Lo siento, hermanita.- El mayor de los D'Aramitz rió.-¿Cómo te sientes con todo esto?
Arianne pensó bien su respuesta, no quería hacer sentir mal a su hermano si no controlaba sus palabras.
-Estoy nerviosa y asustada.- hubo una pausa.- Todo esto es nuevo para mí. Tengo miedo de no ser lo suficientemente buena o no caerle bien a alguien.
-¿Eso es lo que te preocupa?- Frédérick comenzó a reír, haciendo enojar a la más pequeña.- Aria, eres buena en todo lo que haces y las personas te aman. Vas a ser una de las mejores en el instituto, y si te hace sentir mejor...-El rubio dudó si contarle a su hermana.- los primeros días yo era un completo desastre: no podía controlar mi elemento, llegaba tarde a mis clases porque me perdía y le había dicho a una profesora que no tenía paciencia con los alumnos, algo que realmente la molestó.-Ambos rieron ante lo dicho.- El punto es que con el tiempo fui mejorando en todo y terminé siendo uno de los mejores alumnos, o eso es lo que me dijeron. Si yo pude, tu también vas a poder porque siempre fuiste mucho más aplicada que yo.
Aria sonrió por lo que le había confesado su hermano, realmente iba a extrañarlo cuando se fuera a Londres. Frédérick abrazó a su hermana como siempre lo hacía cuando ella se sentía angustiada.
-¿Cuál es la profesora que hiciste enojar?- preguntó riendo.
-Lydia Montgomery, esa mujer es muy antipática. Vas a odiarla, es completamente diferente a ti, pero no la hagas enojar porque sino va a hacerte la vida imposible en su materia.- Arianne asintió.
Por otra parte, Thomas ni siquiera tenía pensado en asistir a Hawkins, ya que le pareció que Hans Hudson era un hombre que había perdido la cabeza completamente. El no podía controlar la tierra, las personas no podía controlar los elementos.
Thomas estaba tocando la guitarra en su habitación cuando Rosie entró para buscar una de sus muñecas que estaba sobre su cama, pero el rostro pensativo de su hermano mayor la distrajo.
-¿En qué piensas Thomi?- preguntó inocentemente la más pequeña mientras se subía en la cama de su hermano.
-En nada importante, Rosie.- la niña no le creyó así que comenzó a pensar que era lo que lo había molestado en estos días.
-¿Es sobre lo que te dijo ese señor que vino?- el castaño abrió los ojos sorprendido.
-No es eso.
-Si lo es, estás mintiendo. Mentir es malo, Thomas Andrew Evans.- Reprochó la menor mientras cruzaba sus brazos.
-Bueno, si es eso.- le dio la razón su hermano.
-¿Vas a ir, Thomi? Tienes que ir, eso podría ser genial.-dijo emocionada dando saltitos.
-No voy a ir, Rosie.- le respondió suavemente.
-¡¿Qué?! ¡Tienes que ir!¡No seas tonto!- gritó mientras se paraba en la cama.- ¡Es algo bueno!
-Tu no sabes que es bueno. Eres Pequeña todavía.- El ojimiel salió de la habitación para no pelearse con su hermana.
Él no iba a ir a ese internado y nadie iba a hacer que cambie de parecer.
ESTÁS LEYENDO
Los siguientes cuatro grandes
Teen FictionCada año, desde hace mucho tiempo, el instituto más importante y prestigioso de Reino Unido, e incluso del mundo, selecciona a un grupo de doce adolescentes con habilidades especiales de distintos lugares del planeta para perfeccionarlos al máximo...