Otra vez de nuevo a las clases...
Se me había pasado el verano volando, no se si a los demás les pasaba lo mismo que a mi, pero lo que veía es que cada verano se me hacia más corto.
Esa sensación de tranquilidad que te da el verano se había acabado, de nuevo empezaban los nervios por los exámenes y los deberes que tanto odiaba...
Mientras en clase...
De repente, desde la fila de atrás oigo a Alexandra hablando con las chicas, me giro:...
— ¿Dónde vamos a quedar para hacer el trabajo de filosofía?– pregunta Alexandra.
—En mi casa no podemos– contesta Raquel.
—En la mía tampoco – dice Naomi.
— En la mía sí podemos porque mis padres no van a estar en toda la tarde, se van con unos amigos y además van cenar con ellos – contesta Natalia.
— Mejor, tarde de chicas, después de hacer el trabajo podríamos maquillarnos, ver películas románticas, etc...– dice Raquel.
— Ya ves, eso sí que molaría– dice Naomi.
— ¿A qué hora?– preguntó.
— ¿Os viene bien después de que se terminen las clases, a las 3:00?así tenemos más tiempo para estar juntas– pregunta Natalia.
— Vale– contestan todas.
A la salida
— ¡Laura!– gritó desde lo lejos Alexandra
—¿Qué quieres?
— ¿Nos vamos juntas a la casa de Natalia?
— Vale
Mientras íbamos de camino, hablábamos de lo mucho que echaba de menos a su familia de Colombia y de que a lo mejor se iba a pasar unos días con ellos en Navidad
*Cuando de repente*
— ¡Chicas!– se oyen unas voces por detrás y las dos nos giramos a la vez.
—Os voy a enseñar una cosa– dice un hombre de casi dos metros y mirada turbia.
Rápidamente unos hombres nos cogen, nos empujan hacia un coche y nos meten dentro aunque las dos intentamos impedirlo moviendo brazos y piernas sin parar y gritando como locas ¡¡¡Socorro!!!
ESTÁS LEYENDO
El chico de mi calle
Teen Fiction"A él le gustaba verla cuando estaba distraída, a ella le gustaba sentir su mirada y fingir que no se daba cuenta..." Un libro sobre todo lo que vivimos los adolescentes, mientras recorremos un camino lleno de sorpresas, alegrías, desengaños... que...
