Esa noche

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Era una noche fría. Pero me calentaba con la calidez de su piel, tan cerca de mí como si fueramos uno solo, sus caricias se escondian en mi piel tal como una sombra en la oscuridad, y cada segundo la inocencia se desvanecia, muy alto. Arriba en el cielo una luna brillaba bajo dos cuerpos desnudos, el tiempo podría seguir tan rápido como normalmente lo hacía, pero esa noche no se encontraba presente, y cuando el brillo en los ojos fue arrebatado todo terminó, llegó la somnolencia y la partida de un alma. Una cicatriz más, sólo un cuerpo abandonado platicando con la ausencia, recostado sobre un viejo sofá, encerrado entre cuatro palidas paredes. Acompañado de la oscuridad de la noche y de la luna quién revelaba su soledad.
L.C

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