Tú me sostienes

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Ella dijo, tú me sostienes. En realidad pensé y dije, no es así, tú me sostienes a mi. Pero ambos estábamos equivocados, estábamos sostenidos uno al otro. Nos sostenía el fuerte lazo de dolor que ambos fuimos curando poco a poco, la cuerda que tanto tiempo tomó en amarrarse de nuevo, se había vuelto más fuerte, era increíble pensar que fuese así, lo más increíble era pensar que tanto ella como yo, éramos una sola persona cuando se trataba de estar juntos. Por primera vez en mi vida no sentía miedo a enamorarme, por primera vez en mi vida quería darle una oportunidad a la felicidad del amor. Era simpático ver mi vida correr a través de su sonrisa, mirarla no dolía, mirarla me adormecía la tristeza, el viento y su cabello era la luz que el amanecer tanto añoró, el cielo y el infierno eran partícipes de que en esta vida no hay nada más fuerte que el amor.

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