Hernán era un chico que fue acosado desde muy temprana edad. Durante su infancia fue golpeado e insultado diariamente por uno sus compañeros de clases, Jonathan, un muchacho extranjero que se había incorporado dos años tarde al colegio debido a que sus padres residían de forma ilegal en el país y les tomó tiempo conseguir nacionalidad.
La atención de Jonathan cayó sobre Hernán el momento en que cruzaron miradas. Jonathan era un bravucón natural y Hernán era un niño de clase media alta que iba en una escuela publica, uno podría decir que ahí terminaba la historia del porque Jonathan escogió a Hernán como victima, pero algunos dicen que Jonathan vio algo en Hernán, algo oscuro que le ponía la piel de gallina cada vez que le veía. De cualquier forma, Jonathan hizo la vida de Hernán imposible durante varios años hasta el ultimo año de bachillerato.
Al principio Jonathan tan solo le daba algún empujon a Hernán en los pasillos y le ponía apodos como marica y niñato de mamá. Con el tiempo, los ataques se agravaron, Jonathan ponía en la mochila de su victima heces, insectos, ratas muertas y cualquier objeto desagradable que se cruzase en su camino. No pasó mucho tiempo antes de que Jonathan pasara a un nivel de agresión más violenta, esperando a Hernán afuera del colegio para quitarle sus cosas y golpearle junto a un par de sus seguidores. La gente evitaba a Hernán para no verse envueltos en situaciones desagradables y lo miraban con desprecio.
A los profesores de Hernán no les importaba un comino lo que sucedía entre Hernán y Jonathan, no era la primera vez que veían un caso de bullying y no sería el ultimo; el único que mostró algo de interés en Hernán fue su profesor de historia "ten pelotas y defiéndete". Los padres de Hernán se iban al trabajo temprano y volvían cuando ya oscurecía, dejando algo de dinero para las necesidades diarias de su hijo, no tenían tiempo para "peleas de niños".
Un odio dentro de Hernán creció rápidamente, Hernán quería venganza, soñaba con la muerte de Jonathan a diario, hasta que un día decidió que le terminaría con la vida del bravucón. Durante semanas buscó sicarios en Internet, sin embargo ninguno parecía adecuado. Todos los anuncios que Hernán encontraba eran de personas que no parecían de fiar o que tan solo eran habladuría, y Hernán quería un profesional. Un día, Hernán recibió un correo electrónico sin remitente:
-"Llevamos un tiempo observándote muchacho, sabemos lo que quieres hacer con tu amigo Jonathan y te lo podemos dar, por un precio. Si te interesa y tienes el dinero, pon este mensaje en la carpeta de spam, de lo contrario, tan solo tienes que borrarlo, te advertimos que si aceptas, no habrá marcha atrás. El precio de nuestros servicios va adjunto".
A Hernán le interesó mucho la oferta, quienes quieran que fuesen los que le enviaron el correo electrónico, parecían verdaderos profesionales. Tan solo había un problema, el precio era sumamente alto. En un principio, Hérnan comenzó a ahorrar dinero comiendo barato, y guardando lo que le quedaba del dinero que le daban sus padres, pero no sería suficiente. El bachillerato terminaría pronto y Hernán había escuchado el rumor de que Jonathan volvería a su país una vez terminase el año, si eso sucedía, Jonathan estaría fuera de su alcance. Hernán consiguió un trabajo de medio tiempo como reponedor de una tienda y comenzó a robar dinero de la cartera de su madre, pero tras hacer cálculos, se dio cuenta que aún así no alcanzaría a juntar lo necesario. Vendió su computadora, su colección de discos y libros, robó de las mochilas de sus compañeros, incluso ofreció sexo oral a cambio de dinero a los maricones y homosexuales del colegio.
Eventualmente Hernán consiguió el dinero, y usando una de las computadoras del colegio, puso el correo electrónico misterioso en la carpeta de spam. Casi de inmediato, Hernán recibió otro correo "Nos agrada tu determinación muchacho, es un trato, te daremos lo que quieres, solo tienes que hacer lo que te digamos y recordar que ya no hay marcha atrás". Hernán recibió en el mismo correo la instrucción de utilizar el dinero que había recolectado para comprar una vieja casucha en muy mal estado a los limites de la ciudad. Aquello a Hernán le pareció muy raro, pero temía por lo que podía suceder si no cumplía con la instrucción.
Hernán compró la casucha y cuando fue a inspeccionar su adquisición, se encontró con que la puerta estaba abierta, al entrar vio a una mujer con vestido negro y con su cara cubierta por un velo que impedía ver su rostro. La mujer no dijo una palabra, tan solo hizo un ademan para que Hernán entrase a la casucha y la siguiera. Hernán cerró la puerta tras de si y siguió a la mujer por la casucha de aspecto descuidado hasta llegar al umbral de una puerta que daba al sótano de la casucha, un sótano que no aparecía en la descripción de la casa cuando la compró. La mujer del velo le dio a Hernan un gorro pasamontañas, le indicó que se lo pusiera y con señas le pidió que bajase por las escaleras, Hernán obedeció.
El sótano era más profundo de lo que parecía, Hernán se afirmó de un barandal de madera para evitar tropezar. Cuando llegó a la habitación subterránea, vio a un grupo de cinco hombres con trajes elegantes y pasamontañas sobre sus cabezas, iluminados por la luz amarilla de un bombillo que colgaba sobre sus cabezas. A sus pies, un muchacho desnudo, encadenado, con la cabeza cubierta y amordazado sollozaba, Hernán sabía muy bien que se trataba de Jonathan y también entendió lo que los hombres en el cuarto querían. Uno de los hombres de traje apuntó a la pared que estaba detrás de Hernán, Hernán volteó su mirada y vio que había una cámara sobresaliendo del muro.
Cuando Hernán volteó nuevamente, los hombres con pasamontañas habían desaparecido, la mujer del velo tampoco estaba en la casa. Hernán le reveló a Jonathan su identidad al oído y luego cerró las puertas y ventanas de la casa. Nadie ha vuelto a ver a ninguno de los dos hasta la fecha.
Una semana después de la desaparición de Hernán y Jonathan, un video apareció en los lugares más oscuros de la red. En la grabación, aparecen dos hombres en un cuarto con poca luz, uno de ellos estando encadenado y con el rostro cubierto con una sabana, y el otro en libertad, ocultando su identidad con un pasa montañas . En el vídeo se puede apreciar como al hombre con pasamontañas se regocija mientras tortura al hombre encadenado, arrancándole las uñas con un alicate caliente, obligandole a tener relaciones sexuales con perros, prendiéndole fuego en reiteradas ocasiones y muchas otras horribles formas de tortura. Lo más perturbador de todo esto, es que al final del vídeo el hombre torturado es vendado y sus heridas son limpiadas con alcohol, y cada mes hasta el día de hoy, el mismo autor del primer vídeo sube a la web un vídeo similar, torturando siempre a la misma persona, con nuevos métodos para hacer sufrir al pobre hombre encadenado.
ESTÁS LEYENDO
No Puedo Dormir...
HorrorHistorias cortas de terror para ayudarte a pasar una agradable noche