Tenías que ser tú

Introducción

Tengo que contarles ésta historia, aunque sé que no me la creerán. Ni yo mismo la creo a veces, sino hubiera sido testigo estaría igual que ustedes.

Pero esto ocurrió a una pareja cercana a mí, demasiado cercana...

Todo comenzó un día en que a appá le fue asignado un caso de divorcio muy importante. El dueño de una importante cervecería estaba siendo demandado por su esposo, quien al parecer lo había sorprendido siéndole infiel.

Por supuesto, appá de inmediato tomó el caso. Representaría al esposo engañado, desde luego que se convirtió en algo personal cuando le fue presentado al abogado que representaría a la contraparte...

¡Oh por Dios! ¡Es él!

Appá se puso nervioso de ser reconocido, aunque habían pasado algunos años, 15 para ser exactos, él seguía teniendo muy presente al hombre que ahora estaba frente a él, extendiendo su mano y con una amplia sonrisa.

-Mucho gusto, Park Jung Min, represento al señor Kim-

Por supuesto que appá se quedó con la boca abierta, al parecer no había sido reconocido. Y para ser sincero ¿a quién le agrada no ser recordado? Claro, a nadie, y mucho menos a los jóvenes.

Aunque debo decir que appá ya tenía cierto humor agrio con respecto a los hombres, y eso que tiene un hijo, en fin, yo era el único hombre sobre la tierra que le agradaba lo suficiente como para mantenerlo a su lado. Sinceramente no sabía en esos momentos si sentirme alagado o preocuparme por él.

Pero a partir de ese encuentro, o debería decir reencuentro, las cosas se volvieron un poco extrañas, se complicaron un poco, y además surgieron secretos que aparentemente estaban muy bien guardados.

Secretos que incluso yo desconocía...