Día 5

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"Día 5

¡El día más importante de todos acaba de llegar! ¡Hoy es el cumpleaños de YaoYao! Le daré un muy bonito regalo ^J^"

El ruso observaba con alegría aquella enorme caja en frente a él. Esta vez se había esforzado mucho, un regalo casi perfecto. Llevaba esperando ese momento incluso más que el mismo cumpleañero, recordando cada segundo al asiático lo poco que faltaba para ese día especial. Al fin había llegado, finalmente sería el día en que Yao lo notara.
 Llevaba una semana planificando todo, buscando con perspicacia todo lo que Yao amaba para regalárselo. Esa mañana había terminado de organizar las cosas, comprando el último objeto de la colección. Y es que realmente era algo sorprendente. Cualquier persona que viera aquello intentaría robarlo sin pensar dos veces. Para comenzar, le había comprado un pequeño ramo de girasoles, flores que ambos amaban con locura. Luego, una caja de bombones de chocolate blanco en forma de corazón. También un pequeño peluche de panda 🐼, un traje para dormir con forma de panda y dos muñecas de Hello Kitty (o como el asiático le decía, Shinatty-chan). Le compró una camiseta con la bandera de China, y una que había encargado personalmente, la cual decía el nombre del chino acompañado de un "aru". Se encargó de enmarcar una foto en la que ambos estaban juntos, llenando de melancolía cada rincón de su alma. Había preparado un frasco de cristal lleno de papelitos de colores , y en cada papel decía una cosa que le gustaba a él de Yao. Compró dos pequeños cuadros de pandas también. Todo aquello, encerrado en una enorme caja que Yao recibiría con entusiasmo.
Antes de que el asiático volviera a casa, escondió el gran paquete en su cuarto, para que no lo encontrara. Salió un rato a dar una pequeña caminata por el parque más cercano, aprovechando el hermoso clima de ese día. Cuando regresó, vio la luz de la cocina encendida, por lo que supuso que Yao había llegado. Se acercó lentamente y se asomó al lugar, pero no vio a nadie. Exploró el resto de la casa, pero no había rastro alguno de una persona. Él recordaba haber apagado todas las luces antes de irse... ¿Quién las había prendido, entonces?
Oh bueno, al fin y al cabo seguramente se había olvidado de apagar esa luz. Se dirigió a su cuarto y encendió la luz. Observó aquella habitación, tan desordenada pero limpia. Miraba el suelo y sintió algo. Como si algo que solía estar ahí ya no lo estaba. Había un hueco vacío en esa habitación, él lo sabía...
Y allí se dio cuenta. ¿Dónde estaba aquel enorme paquete? ¿dónde estaba el regalo que había preparado con tanto esmero y detalle? Comenzó a buscarlo desesperadamente, intentando recordar si lo había cambiado de sitio. Es que, ¿cómo puede perder alguien de vista algo con semejante tamaño?
No lo hallaba.
Su celular comenzó a sonar desde la mesa de noche, avisando que acababa de llegarle un mensaje. Sorprendido, (pues no solía recibir mensajes) se acercó a él y leyó el mensaje. Era de Kiku.

"Oh vaya, sí que te has esforzado con tu regalo... Lástima que Yao jamás lo recibirá y tendrá el mío ;)
Nos vemos, Braginsky"

Ivan gritó maldiciéndolo, y su cuerpo fue invadido por la ira. Arrojó su celular contra la cama, con toda la fuerza del mundo. ¿Qué haría ahora? Apretó los puños y comenzó a llorar de la impotencia, casi inconscientemente y sin saber de qué otra forma descargar la rabia. Lo odiaba, odiaba a Kiku con el alma. Y aquello había pasado la raya. Todo se había esfumado. Tanto esfuerzo y dedicación para acabar en manos de aquel idiota.
Salió de su cuarto y se sentó en un rincón a llorar. Sintió la puerta principal abrirse, pero ya no importaba. No iba a esconderlo.
El asiático apareció tras la puerta, con una sonrisa de punta a punta, la cual se le borró de inmediato al ver a Ivan llorando desconsoladamente en el suelo. Se acercó a él rápidamente y se sentó a su lado.

-I-Ivan... ¿Qué te sucede aru?
No obtuvo respuesta. Lo miró sorprendido. Sintió pena por él. Nunca lo había visto llorar.

-Hey... ¿Te encuentras bien aru? -Insistió.

-Lo siento... -Murmuró.

-¿Eh? ¿De qué te disculpas aru?

-Bueno yo... te había hecho un regalo muy especial, un enorme paquete con miles de cosas... pero ya no lo tengo.-Omitió decir quién se lo había quitado.

- ¡Aiyah! -suspiró-  ¡Dime que no es por eso por lo que estás llorando!

-Pues...sí-Susurró algo apenado. Aquel regalo significaba mucho para él.

-¡Ivan aru! ¡Es algo sin importancia!

-¡No lo es! Es tu cumpleaños y posiblemente sea el único que no te regale nada... Además, me esforcé tanto en él...

-Vamos, levántate. No te pongas mal por eso aru, guarda las lágrimas para cosas más importantes.-Dijo seguido por un par de palmadas en las espalda del ruso. Ivan levantó la cabeza, chocando con los preciosos ojos color ámbar de aquel chino, que tanto le encantaban e hipnotizaban cada vez que los veía. Asintió vagamente y esbozó una pequeña sonrisa. Ambos se levantaron del suelo, donde Ivan limpió con la mano un poco sus pantalones, quitándoles el polvo que habían incorporado del piso. Se dirigieron a la cocina, e Ivan se acercó a su cuarto, chocando con algo. Bajó la mirada y contempló que, ante sus pies, un pequeño objeto, de forma rectangular y bordes dorados con acabados en rojo le impedía el paso. Se agachó y lo levantó con delicadeza, observando con ternura la foto que éste albergaba dentro. Sonrió. Por lo menos algo había podido rescatarse, habría algo que podría regalarle. El asiático, mientras tanto, lo miraba desde lejos, un poco confundido y tratando de averiguar qué era ese objeto. El ruso se acercó lentamente a él, sin quitar ni por un segundo sus ojos de aquella imagen. 

-днём рожде́ния  (Feliz cumpleaños) -Le susurró con ternura y le extendió el pequeño marco, el cual Yao recibió con gusto. Lo miró por un minuto, observando el hermoso trabajado a mano del cuadro y, por supuesto, la bonita foto que tenía dentro. Le dedicó una sonrisa al ruso y respondió:

-duō xiè -Le susurró como agradecimiento.

- Mey zhen mshe- murmuró, intentando recrear aquella expresión china. Su marcado acento ruso se notó en todo su esplendor.

-méi shěn me -Lo corrigió Yao y soltó una pequeña risa. El ruso se sonrojó levemente por la vergüenza. -Espérame un momento aru. Lo dejaré en mi cuarto. 
Ivan asintió y vio a Yao alejarse. Suspiró. Nunca había sentido tanta mezcla de sentimientos juntos.

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(Y sí, este no tiene la típica anotación al final porque... porque me pareció que así quedaba mejor xD)
Bueno, he de aclarar varias cosas. Una, que soy muy buena persona porque, en realidad, todo esto iba a ser un sueño de Ivan luego de quedarse dormido mientras lloraba. Pero creo que simplemente no puedo ser tan cruel (? ah. En realidad soy muy cruel(? Pero no tanto(?(? 
Y otra cosa más, cierto. Esta "historia" como saben, está dividida en días. Y tengo planificados que sean sólo 11.



Ah, y siguiendo con mi maldad...La mala suerte no se detiene aquí... ¡Sino el Fic no tendría sentido!  
Un saludo para LadyRochu... ¡Para que veas que no soy tan cruel DA-ZE!


Quizás mañana~Drabbles RoChu~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora