Alex

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Narra Alex:

Ése día estaba aburrido, seguía triste por lo de Maryion y ése día se cumplía un mes de que se fuera. Estaba harto de estar todo el día encerrado en mi cuarto y salir nada más para ir al baño e ir por algo a la cocina para beber y picar. Y para colmo ése día se cumplía un mes de que se hubiera marchado; seguía sin creerme que me hubiera abandonado, después de que le di tanta felicidad y de que dejé tantas cosas que me gustaban por hacerla feliz.

Decidí ir a la cafetería "Miriam", le preguntaría al Señor Tom lo que había pasado durante mis 20 días de encierro, además de desayunar algo; no quería ni probar lo que el viejo llamaba "desayuno" que eran solo un par de tostadas con mantequilla rancia encima y una infusión que parece más aceite automotriz que café negro. Me levanté y me fui sin avisar, como siempre lo hacía cuando salía con mis amigos... o con Maryion.

Cuando llegué a la cafetería tomé un lugar en la barra, el banco más alejado, el que estaba hasta el rincón; no la había visto cuando llegué porque ella estaba en la cocina, pero en cuanto la vi mi corazón comenzó a latir desbocado; se parecía demasiado: desde el cabello castaño, la forma de los ojos, la nariz y el rostro, hasta la estatura, aunque ella era cuatro o cinco centímetros más baja que Maryion. "Dios, en serio quieres castigarme" pensé "ponerme tan cerca a una chica que se parece tanto a la razón de mi pena, en serio he sido una persona horrible". En seguida decidí que si me atendía la invitaría a salir; no perdía nada con probar.

DÍAS DESPUÉS:

La llevé a aquel claro, no solo se parecía a Maryion solo en el físico, también en su personalidad, antes del gran cambio que sufrió esa linda personalidad que tenía.

- Me gustas mucho, Ma...- "no" pensé "ella no es Maryion, ella es Mei"- ¿Lo ves? Me dejas atontado, sé mi novia, Mei- esperaba que no hubiera notado que estuve a punto de llamarla con otro nombre.

- Si - ella se acercó más y cerró los ojos- pero...

No dejé que terminará, volví a besarla, atrayendo hacía mí viejos recuerdos sobre Maryion, traté de alejarlos, pero después de un rato dejé de intentarlo y los dejé; eso era lo que hacía Mei, evocaba los mejores recuerdos que tenía de Maryion y me hacía olvidar los malos, era un alivio para mi corazón, aliviaba el dolor y el vacío. Era una sensación placentera el poder alimentar mi amor con los recuerdos agradables de Maryion y decidí que quería tener esa sensación a cualquier precio.

Verano En HuntvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora