*40 AÑOS DESPUES*
Extraño caminar con mis amigos.
Extraño ir a la escuela.
Extraño los campamentos.
Extraño ver el hermoso cielo azul, o el oscuro cielo gris.
Extraño el ardiente sol de las mañanas, y el viento suave de la tarde.
Extraño el aroma a tierra, el olor a pasto recién cortado.
Extraño escuchar a los pájaros cantar y a los perros ladrar.Desde aquí, no puedo ver nada..
Solo se escuchan los terribles llantos y los gritos de dolor..La vida pasa muy rápido, eso decía mi madre cuando era pequeña, hay que disfrutar de cada momento como si fuese el ultimo.
Me arrepiento de no haber disfrutado a Eliot y a mis amigos, perdí muchas oportunidades.
Cuando murió Eliot decidí quedarme a vivir en Roma.
Deje de hablarme con mis amigos y con mi familia,
Solo éramos Lupo y yo.
No dejaba que nadie viniera a visitarme.Cuando cumplí 20 empecé a estudiar Química, una materia que antes odiaba, pero que me empezó a gustar con el paso del tiempo.
Antes de recibirme mi papá tuvo un accidente, y tuve que volverme.
Pasaron los años, yo estaba sola nuevamente en Roma.
Mis manos estaban arrugadas, mi cara también, casi no tenía pelo.
Me dolía la cintura, la espalda, las piernas.Los años pasaron hasta que me tuvieron que internar, para que esté segura.
Ahora me siento una prisionera atrapada en una carcel.
Muero por pisar el pasto y sentir el sol es mi piel, pero no puedo.La camilla todavía tiene su olor, y siento cómo el me agarra la mano, como yo lo hacía cuando él estaba mal.
Sentí como sus brazos me envolvían el cuerpo, y oí su dulce voz.Un ruido extraño interrumpió ese momento, solo podía ver un cabello rubio brillante, como el que alguna vez había visto, pero no recordaba muy bien.
Una flecha cayó al lado de mi pie, no una flecha cualquiera, sino que una flecha especial, que decía "fin"
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El flechazo
Teen FictionToda adolecente pasa por muchas situaciones... Pero una de las más importantes es cuando te enamoras por primera vez...