Hoy es un misterio

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  Me levanto el lunes a la mañana y comienzo a prepararme para la escuela. Como siempre empiezo poniéndome la chomba blanca y el pulóver verde del uniforme. Luego me pongo los cancanes también verdes, la pollera gris y los zapatos negros.
  Termino de vestirme y me dirijo al baño. Me lavo la cara y me peino. Generalmente llevo el cabello suelto, y hoy no es la excepción.
  Finalmente desayuno y voy en el auto con mi papá hasta la escuela.
  Por los horarios de entrada al trabajo de mi papá, llego media hora antes a la escuela todos los días. Media hora en la que no hago nada más que escuchar música, buscar libros del casillero y a veces también encargar comida, en los días en los que salimos tarde.
  Me siento en mi banco y como siempre, me dispongo a esperar que llegue alguien con quien hablar hasta que sea la hora de entrada.
  Quince minutos después veo entrar al aula a María. La saludo y nos quedamos conversando. Me cuenta que el fin de semana la pasó bien con nosotras y que el domingo durmió casi todo el día.
  Yo omito la parte de la fiesta y explico que el domingo no dormí tanto, y tampoco hice mucho.
  Llegan Marina, Cami y Lara y también nos saludan. Hablamos hasta que toca el timbre y tenemos que salir a formar porque hoy 1er año iza la bandera. A nosotros, tercero, nos toca los miércoles, y esos días tenemos que bajar al patio de la escuela.
  Finalmente entramos al aula y 5 minutos después de que llega la profesora de matemática, llegan Rocío y Naomi y les ponen tardanza.
  Miro a mi alrededor, no veo a Ezequiel. Pero entonces reparo en la puerta, está a punto de entrar.
  Cuando entra, saluda a la profesora y se sienta en su banco. Mientras la profesora toma asistencia él duerme. Y yo hablo con Lara, que se sienta al lado mío.
  Cuando finaliza la clase de matemática, cabe aclarar, una de las materias que más odio, salimos al recreo y comienzo a charlar con mis amigas. Al rato viene Lucas y me dice de ir al patio. Lo sigo, bajamos las escaleras, y cuando llegamos al patio nos ubicamos en un banco que está en una esquina donde casi no pasa nadie.
  -¿Cómo andas amor?- empieza-.
  -¿Bien vos?
  -Bien, ¿segura que estás bien? Te noto incómoda.
  -Si, estoy bien.
  -Me alegro entonces.
  Me abraza y nos quedamos así un buen rato. Cierro los ojos e imagino que es Ezequiel. Sólo ahí empiezo a disfrutar el abrazo.
  -Te quiero-dice-.
  -Yo también.
  Entonces me besa lentamente hasta que suena el timbre del recreo y subimos juntos hasta el aula tomados de la mano.
   Cuando llegamos arriba, me dice de sentarme en el banco que está a su lado, al fondo. Acepto, y ni bien entro traslado mis cosas al banco mencionado.
  Se pasa toda la hora de plástica dibujándonos a nosotros dos y escribiendo cosas cursis en el dibujo. Me vuelvo a plantear el porque de nuestra relación. Odio lo cursi.
  Cuando la profesora no mira, lo agarro de la chomba, lo acerco a mí y lo beso. Sus besos son parte de lo que todavía me encanta de él, aunque no se le parecen ni un poco a los de Ezequiel.
  Ezequiel, no dejo de pensar en él. ¿Es normal estar besando a tu novio y pensar en otro? ¿Al menos es sano?
  Sólo creo que es injusto para los tres. Pero sobre todo para Lucas.
  Al final de la hora salgo al recreo con Cami y vamos a tomar agua. De repente veo a Ezequiel haciéndome señas de que lo siga. Al fin una sonrisa se dibuja en mi rostro, Camila no la nota por estar concentrada en tomar agua. Tampoco ve a Ezequiel quien está unos metros detrás de su espalda.
  Cuando terminamos de beber, emprendemos nuestro camino hacia las escaleras, para encontrarnos arriba con el resto de las chicas, pero entonces viene un grupo de chicas de segundo y aprovecho para escabullirme e ir por donde vi entrar a Ezequiel.

Cuando me oíste cantarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora