Suena el timbre para volver a clases. Ezequiel y yo nos turnamos para salir de la habitación para que no nos vean juntos.
Cuando llego al aula me siento con Lara. Empieza a contarme que en el recreo, Rocío hacía y decía cosas graciosas. Tengo la idea de que a la gente le gusta presumir de cosas que pasaron mientras yo no estaba sólo para hacerme arrepentir de no haber estado. Pero eso no funciona conmigo, sino estaba ahí, entonces estaba en un lugar mejor, con alguien mejor.
Sonrío mostrando el interés más falso del mundo, pero ella no dice nada, así que está bien.
Me doy vuelta tratando de encontrar a Ezequiel, está sentado unos bancos detrás de mi, me sonríe, le devuelvo la sonrisa. Espero que nadie lo haya notado. Miro a Lucas, está dibujando algo en una hoja. Me río inconscientemente y Lara lo nota.
-¿Qué pasa?
-Nada.
-¿Y de qué te reís?
-Sólo me acordé de algo.
-¿De qué?
-Para amiga, ¿sos el FBI?
Se ríe. Logré distraerla de sus preguntas.
Empieza la hora de biología y hablamos sobre la reproducción. En eso, me quedo dormida. Sueño que estoy con Ezequiel en un salón de clases con una profesora reemplazante amenazando con expulsarlo. Por favor no lo alejen de mí.
Me despierto con el timbre del recreo, salgo afuera del aula y empiezo a buscar a Ezequiel con la mirada, no lo encuentro. Bajo las escaleras, a lo mejor ya está abajo.
Lo veo con sus amigos, riéndose. Se me dibuja automáticamente una sonrisa y sigo mi camino hasta la cantina.
Compro yogurt con cereales de vainilla, como siempre, y cuando estoy por irme de la cantina, alguien me dice en el oído:
-Vamos al patio chico, donde no pasa nadie.
Me da escalofrío en la nuca y sonrió, sigo a Ezequiel hasta el patio.
Nos pasamos el recreo hablando sobre nosotros mientras disfruto mi yogurt.
Estoy sentada en su regazo, intenta hacerme una trenza que sale mal y me río, pero me encanta que toque mi pelo.
Me doy vuelta y lo beso suavemente en los labios. Como lo quiero. Él me hace feliz. Me sonríe sonrojado, se pone así muy seguido y fácilmente, y me encanta. Me abraza, me doy vuelta totalmente quedando cara a cara con él. Así seguimos abrazados por mucho tiempo, hasta que me quedo dormida.
Cuando suena el timbre no me entero, y Ezequiel tampoco se molesta en avisarme, sólo nos quedamos así, yo dormida, él apreciando mi rostro, durante los últimos 80 minutos en los que deberíamos estar en clases.
Cuando es la hora de irse, intenta despertarme suavemente, pero yo abro los ojos, y al darme cuenta de la situación me levanto desesperada.
-¿Por qué no me despertaste para ir a clases?
-Porque estaba muy lindo así, estabas tranquila, no quería molestarte. No va a pasar nada, las profesoras no se dan cuenta, al menos que alguien les cuente y no creo que alguien sea tan buchón.
-¿Pero te pensás que nadie va a notar que faltábamos los dos? - empiezo a alterarme -. Alguien va a sospechar.
-Tranquila - dice y me abraza - todo va a estar bien. Si alguien pregunta les decís que estabas descompuesta en el baño y yo, simplemente me fui de la escuela.
-Pero así te van a sancionar.
-Bueno, entonces les digo que una profesora me pidió que la ayude con unos trabajos, y si preguntan que profesora, no la conozco.
Y nos vamos de la mano por una puerta de servicio por la que no pasa ningún alumno.
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Cuando me oíste cantar
Teen FictionHistoria de amor, desamor y drama donde dos adolescentes de 15 años viven momentos de todo tipo. Una historia que te hará sentir identificada en muchos momentos, te entretenerá en otros y hasta te hará llorar. Otra historia que contar...