Capítulo 1

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Mindy

–Hey, chico tatuado– empujo con el dedo al chico que tengo en mi sofá. –Vamos, levántate– pero parece no sentir nada.

Eso me pasa por meterme con el primer chico guapo que me topo.

–¡Carajo!– gritó el chico tatuado, no se su nombre y no me interesa. Anoche no estuvo muy bueno que digamos, tiene serios problemas con esa lengua. En vez de sentir placer había llegado a sentir asco.

–¡¡Porque mierdas me tiras agua en la cara!!

–Tengo que irme en 15 minutos, así que ¡lárgate!– le digo dándole una nalgada.

Eso era lo único bueno que él tenía: Un precioso y tonificado trasero.

Lo escucho quejarse mientras me meto en la ducha. –¡Y MÁS TE VALE QUE CUANDO SALGA NO TE VEA!– Le grité desde el baño.

Nunca me ha gustado que los hombres con los que me acuesto se queden a dormir, mucho menos cuando tengo que irme temprano.

Se escucha la puerta cerrarse de golpe y suspiro de alivio bajo el agua.

Al menos éste había sido un chico fácil más de mi lista de idiotas con lo cuáles no volveré a dormir en mi vida. Se supone a que mis veinticuatro años ya debería ser toda una "adulta responsable", sentar cabeza y tener un novio formal...

Pero yo no soy así, al diablo con eso del amor. Eso solo pasaba en las telenovelas, en las películas de princesas y los libros de "romance". Lo mío es más lo oscuro, lo siniestro, la pasión y la lujuria. No soy una chica normal con gustos normales. Si alguien me preguntaba: Oye hermosa, ¿cómo estás? yo simplemente les respondía: Diabólica. Así que no friegues idiota.

Luego me los tiraba en ese sucio sofá y los despachaba así de fácil como habían venido. No sé por qué a los hombres siempre les han gustado las chicas malas y pervertidas como yo. Y luego dicen que las mujeres somos las masoquistas y despechadas.

(...)

–Hola Mindy, ¿qué tal tu noche?– me pregunta una chica delgada con cabello rojo. Vanessa, mi "mejor amiga". Supongamos.

–Ya sabes, nada interesante y ¿la tuya?– Se encoge de hombros mostrando lo cínica que es y ambas comenzamos a reír.

Nos gustaba salir por las noches en los fines de semana a cazar chicos guapos, así era como decía nuestro amigo Hann "ustedes dos siempre salen a cazar". Y a decir verdad, tenía razón. No nos importaba si eran solteros, casados o con novia, pero la única regla era que tenían que ser guapos y adinerados.

–¿A dónde iremos hoy?– dice Hann moviendo sus cejas, él también sacaba provecho a todo esto, ya que era él, el que siempre acudía a consolar los corazones rotos de las chicas cuando les robamos a sus novios, e incluso a los que eran casados.

–A dónde tú quieras querido, es tu cumpleaños así que ¡tú eliges!– Vanesa le dice levantando una ceja con una mirada coqueta mientras limpia el mostrador.

Ellos dos eran primos en segundo grado... con beneficios, si es que eso es permitido.

–No me importa a dónde vayan, sólo consíganme a alguien para esta noche– les digo viéndome las uñas. Entre ellos dos siempre ha habido una especie de atracción o algo por el estilo.

La noche anterior fuimos a un famoso club, en dónde Hann nos había hecho apostar, teníamos que acostarnos con el primer chico que viéramos. Por eso estaba ese idiota en mi sofá hoy por la maña.

–Sabes que siempre tengo espacio en mi cama para una más. – dice Hann ignorando por completo a Vanessa, él siempre ha intentado meterse conmigo, no porque le guste, era más bien porque quería que fuera una conquista más y así subir su autoestima de macho alfa.

My Own Soul © (Editando) #Wattys2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora