¿Mindy? ¿Samantha?
–Hola preciosa, buenos días– escucho la voz de un hombre susurrar en mi oído.
–¿En dónde estoy?– pregunté alarmada.
–En mi cama. Desnuda y luciendo totalmente apetecible– dicen mientras inspiran en mi cuello.
Río ante ese comentario y me volteo para ver de quién se trata esta vez.
–¿Santiago?– le pregunté asombrada. Se supone que desde aquella noche había jurado nunca jamás volver a acostarme con él.
*Flashback*
–Lo siento– me dice.
¿Qué?
Trato de responderle cuando saca un arma de su espalda y la apunta hacia mi rostro aún con la misma sonrisa traviesa. Yo sólo me quedo estupefacta y quieta en mi lugar cuando veo que del interior del vehículo, en donde antes estuve apoyada, sale un hombre con otra pistola apuntándome a la cabeza por detrás.
¿Acaso estuvo metido ahí todo el tiempo?
Mierda.
–¿Con que tú eres Mindy?– preguntó el hombre alto y moreno mientras me apuntaba con una pistola. Desde esta posición puedo verlo únicamente de reojo.
–¿Que demonios quieren de mi?
–Tranquila nena. Solo necesitamos algo tuyo y si colaboras todo saldrá bien–dijo Santiago.
–¿Qué... necesitas?– pregunté con cautela.
–Nada fuera de lo común, lo más difícil ya me lo has dado, ahora nos toca la parte fácil– dice con una sonrisa traviesa.
>>¿Que demonios?<<
El chico moreno se acerca hasta mí y sujeta con fuerza mi muñeca mientras Santiago sigue apuntándome con su pistola. Detrás de él aparece Vanessa con el rostro fruncido y me mira con repugnancia.
–Vanessa– susurré avergonzada.
–Terminemos con esto– dice ella ignorandome.
Vanessa se acerca y se detiene frente a mi, saca un aguja de su pantalón y la inserta en mi cuello sin darme tiempo a respirar. Estuve a punto de gritar y apartarme pero una mano me sujeta por detrás con fuerza obligándome a callar.
Mi cuerpo se estremece cuando la aguja es retirada y al parecer es una especie de jeringa, puesto que hay de mi sangre en ella.
Vanessa le entrega a Santiago la enorme jeringa y visualizo en ella un símbolo extraño en el extremo superior, es algo parecido a dos púas enredadas. Sin verlo venir me golpean y veo de perfil como Vanessa sonríe al darme un puñetazo en la cara. Mi rostro se voltea bruscamente y caigo de rodillas cuando me sueltan.
–Eso te pasa por meterte con mi novio– dice furiosa y Santiago ríe más fuerte.
Vanessa sube al auto seguida del chico moreno, Santiago los sigue no sin antes girarse para guiñarme un ojo (aún con su sonrisa traviesa) y se marchan dejándome sola.
–¡¡¡MALNACIDOS HIJOS DE LUCIFER!!!– grité al ver el carro salir disparado del estacionamiento.
Me levanté con dificultad sintiendo un punzante dolor en mi mejilla. Comencé a buscar con desesperación a Hann, pero al recordar que el idiota había estado bebiendo me las ingenié para volver hasta casa sola.
*Fin flashback*
–Me gustaba más cuando me decías nene, hermoso o que rico.
–¿Como mierdas llegue hasta aquí?– le pregunté a Santiago al no recordar nada e ignorando las cosas repulsivas que acaba de decir. Además, nunca suelo acostarme con el mismo chico dos veces, mucho menos en una casa que no fuera la mía.
–Mmmm... eso no importa. ¿Tienes hambre?– pregunta cambiando el tema.
–Lo único que quiero es irme de este lugar. ¿En donde está el baño?–digo mientras me siento.
–Donde todos los baños del mundo se encuentran, al fondo y a la derecha– dice riendo mientras acaricia mi espalda desnuda. ¿Desnuda?
Levanto mi cabeza y lo veo. –¿Como se supone que vine a parar hasta aquí?– le pregunté de nuevo. Me pongo de pie y enrollo la sábana alrededor de mi cuerpo mientras lo miro fijo a los ojos esperando a su respuesta.
–¿En serio no recuerdas nada?– el idiota se ríe en mi cara.
–¿Acaso tengo cara de payaso?– bufé molesta.
–De acuerdo, creí que simplemente estabas bromeando...
–¿Entonces?– alcé mis cejas.
–Ok– dice mientras se sienta en la cama. –Salí del ascensor, vi que estabas asustada y me acerque a preguntarte si todo estaba bien. Contestaste que no, y luego me abrazaste llorando y diciendo que te habías quedado afuera de tu departamento con la llave dentro. Te invite a pasar al mio, una cosa llevó a la otra y aquí estamos– dice encogiéndose de hombros.
–¿Acaso eres idiota? Yo vivo en una casa no en un departamento– protesté indignada.
–¿De cual te fumaste preciosa?– pronuncia "preciosa" con un acento distinto al mío.
–Santiago, desde esa noche... bueno ya sabes. Me prometí jamás volver a verte y mucho menos...
–¿De qué estás hablando Sam? nunca te había visto, acabo de mudarme.
–Acabas de decirme ¿Sam? ¿Acaso no sabes siquiera mi nombre?– ahora mismo me siento muy molesta. El que está fumado aquí es él. Cómo se atreve a buscarme después de esa cosa tan rara que me hicieron ese día en que los ví por última vez a él y a Vanessa.
–Pero si ese es tu nombre... o al menos así fue como pediste que te llamara ayer mientras te la met...– Antes de que terminara de decirme eso me agache y le lancé un zapato.
–¡Maldita loca!– responde mientras esquiva el golpe.
Hecha una furia salgo corriendo hacia el baño, sus pasos resuenan por el piso detrás de mí y antes de que pueda alcanzarme cierro la puerta con un fuerte golpe al estar adentro. Tiro a un lado la sábana y me meto a la ducha.
–¡Creo que deberías de dejar las drogas preciosa!– grita con un marcado acento italiano. –Por cierto, gracias por entregarme lo mejor de ti anoche– finaliza y luego se marcha con su risa resonando por las paredes, cada vez siendo menos audible.
Definitivamente él es que está loco aquí, eso me pasa por beber demasiado.
>>Si eso tuvo que haber sido, de otra forma recordaría todo<<
Simplemente enciendo la regadera y dejo caer el agua sobre mis hombros mojando mi cabello. Al salir de la ducha me fijo en el espejo que se encuentra sobre el lavamanos y con mi mano limpio el vidrio empañado por el vapor. Unos ojos celestes me miran, me alarmó el notar que no son los míos y restriego con mayor fuerza el espejo tratando de limpiarlo.
Los ojos celestes se vuelven negros ahora, y pertenecen al de una mujer de tez blanca con cabello grisáceo, quién me muestra una sonrisa escalofriante. Me quedo petrificada observando esos ojos y todo a mi alrededor desaparece.
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My Own Soul © (Editando) #Wattys2017
Misteri / ThrillerTodos le tememos a la oscuridad y ella se alimenta de eso... "El terror de mis relatos proviene de la densa oscuridad de mi corazón" -Edgar Allan Poe- Nota: Este libro es totalmente mio, producto de mi siniestra imaginación.