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Lluvia. La lluvia era lo que quizá había unido un poco más a estos dos conforme llevaban su relación. Sí, habían cosas que ambos recordaban con una sonrisa, pero la lluvia era algo que recordar con lágrimas de risa y negaciones a volver a eso.

Al final del primer año de Akaashi, hubo una ceremonia de graduación, como cada año, y Bokuto al fin ingresaba a tercero. Eso había sido totalmente mágico, ya que todos creían que debía repetir curso, pero su dedicación al vóley y a cierta persona en particular le dio ánimos.

Ese día, luego de la ceremonia y la despedida de los mayores, hubo una pequeña llovizna que luego se transformó en una lluvia a cántaros.

Al principio, todos habían decidido terminar un poco antes, sin entregar las medallas y sin dar discursos, algo que podían remediar otro día y la mayoría estuvo de acuerdo. Así que se fueron a sus casas.

Sin embargo, un extraño chico se había quedado dormido en su silla. Y sus compañeros, por querer hacer una broma, lo dejaron allí solo.

Keiji vio como el cabello de su novio se ponía húmedo a causa de las gotas pequeñas que caían. No había encontrado mejor forma para despertarlo, así que solo se quedó sentado a su lado esperando a que lo hiciera por cuenta propia.

Pero fue una mala idea. El sueño de Koutaro era muy pesado, despertó cuando las gotas de lluvia ya eran enormes y demasiado constantes. Abrió los ojos con miedo sintiendo como se ahogaba y dejando que el agua entrara por sus corneas. Tenía toda la cara empapada.

―Bokuto-san...

El susurro de Keiji denotaba las ganas que tenía este de reírse del mayor.

Ambos se miraron con una sonrisa traviesa en el rostro, al mismo tiempo que comenzaron a carcajearse por lo idiotas que habían sido. Uno por quedarse dormido, y el otro por creer que podían salvarse de la lluvia a tiempo.

Con una señal de cabeza ambos salieron corriendo por todo el patio, lo único que habían desmontado era el escenario al aire libre y podían correr libremente. Un conserje les gritó que dejaran de hacer estupideces, y no tuvieron mejor idea que cometer otra gran estupidez y esconderse detrás de los árboles.

―Escucha, Akaashi, la próxima vez me despiertas, ¿entendiste? ―una carcajada al aire los delató, y el conserje volvió a dar un aviso.

Ambos salieron corriendo otra vez, buscando otro árbol un poco más alejado de la institución.

―Entendí, Bokuto-san.

La risa de Keiji era lo más bonito que Bokuto podía escuchar. Quizá era porque no la dejaba salir con frecuencia, y él era el único que la escuchaba; y así estaba bien.

―Ahora ven, déjame besarte bajo la lluvia.

Las manos de ambos se entrelazaron, salieron corriendo otra vez buscando un escondite pero se detuvieron a medio camino mirando hacia el cielo y dejando que sus corneas se ahogaran en las gotas de agua.

El mayor tomó la cintura de su novio, acercándose con una sonrisa radiante, uniendo al final sus labios con los ojos completamente cerrados y la cara empapada como si hubiera estado llorando. Keiji le correspondió con una sonrisa tímida, con las manos en su sonrojado rostro.

Aún luego de ese momento, siguieron riendo y escapando del conserje.






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un poco de bokuaka
para alegrar mi
mañana ヾ(。>﹏<。)ノ゙✧*。
espero les guste 💕

BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora