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¿Cómo se conocieron?

Ah, sí, fue en los primeros meses de clase. Cuando Keiji recién entraba a Fukurodani, y Koutaro estaba en su segundo año ya. Se habían encontrado en los reclutamientos para nuevos en el equipo de vóley, pero el menor lo había ignorado, a pesar de que el mayor ya era el capitán.

El día en que se conocieron y se hablaron fue extraño, y a la vez inolvidable.

―Escucha, chico de primer año, tu profesor no está, así que voy a robarte unos segundos.

El peliplateado se llevó del brazo a Akaashi, arrastrándolo por los pasillos hasta dar con el gimnasio. Todo ya estaba puesto en su lugar para una práctica, y lo único que faltaba era que alguien se dignara a aparecer.

Nadie iba a ir a practicar a esa hora. Todos, se suponía, estaban en clases.

Pero ahí se encontraron ellos, frente a la gran red y con unas pelotas en el canasto, listas para ser alzadas y golpeadas. Akaashi solo soltó un suspiro al llegar y ver el lío en el que se había metido.

―Eh... yo... debería estar en mis clases de matemáticas.

―¡No te preocupes! ―contraatacó―. Te dije que tu profesor no estaba, además necesito de tu ayuda, te inscribiste para jugar en la posición de armador, ¿cierto?

Koutaro preguntó mientras caminaba hacia el otro lado de la cancha, esperando ser seguido. El joven pelinegro asintió, para luego darse cuenta de su estupidez y de que el mayor no podía verle.

―Sí... lo hice.

Ahí fue donde este se giró con una sonrisa en el rostro, y corrió de vuelta hacia él, para tomarle de las manos y gritar de felicidad.

Era un tipo extraño, bastante extraño. Ambos tenían unas personalidades tan desiguales, que daba miedo el hecho de que ese gimnasio no haya estallado aún.

Se colocaron de un lado de la red.

―¡Bien, chico de primero! ¿Puedes pasarme unos cuantos balones? Te lo ruego.

―Eh... ¿por qué no le pregunta a alguien más? No soy el único setter de primero, o de los otros dos años.

―¡Si tan solo fuera tan fácil, Akaashi! ―el menor alzó una ceja al escuchar su nombre―. Todos huyen de mi cuando quiero practicar con ellos, creo que me odian, y eso que soy su capitán. ¡Debería sacarlos del equipo!

Koutaro hablaba tan rápido que el setter terminó soltando una risa algo rara. Y se sonrojó, ya que no era propio de él el ser tan expresivo, ni una sonrisa daba.

El mayor se quedó con los ojos abiertos y una sonrisa, sabiendo que había ganado e iba a ayudarle aunque no quisiera.

Quería que ese chico le pasara todos los balones, y haría lo que fuera para convertirlo en titular.

―¿Eres el capitán? ―preguntó en un susurro, cayendo en cuenta de lo que dijo anteriormente.

―¿Ah? Sí, lo soy. Nos conocimos ayer, ¿no recuerdas?

Keiji volvió a reír, tomando uno de los balones con sus manos y alzándolo al aire. Nunca contestó su última pregunta, pero desde ese día no dejo de levantar balones para el capitán cada vez que le pedía.




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volveré a escribir
estos drabbles bokuaka c:
aunque ahora solo como one shots.
serán cortos,
whatever,
pero meh.

BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora