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Recibir elogios por parte de Koutaro era algo que te llenaba de dicha y te daba una clase de seguridad en cuanto a tu persona.

Aunque fuera idiota el pensarlo de esa manera, ya que el capitán de Fukurodani solo era un estúpido más que se dignaba a pensar solo dentro de la cancha. Sin embargo, para Keiji el recibir elogios de su pareja era el cielo mismo.

Aún si su rostro era neutro al escucharlos, por dentro sonreía con satisfacción.

Y aunque solo contestara con un "gracias, Bokuto-san", por dentro quería abrazarle.

—Bokuto-san, hoy lo hizo genial.

Y por otro lado tenemos al que suele ser elogiado con más frecuencia. Koutaro siempre escucha aquellas palabras con una sonrisa triunfante, digna, que dice claramente esto ya lo sabía, ¡si soy el mejor! Nuestro capitán del Fukurodani es alguien muy seguro cuando está en buena forma.

Sin embargo hay veces que este cae, y entra en ese modo emo que muchos temen.

Keiji solamente lo deja pasar, luego de un año de conocerlo, pero ha de admitir que la primera vez que lo vio de esa manera se preocupó demasiado.

El ver de ese modo a Koutaro al principio lo dejó absorto, ¿era posible siquiera que el humor de alguien cambiara tan drásticamente? Esa vez, todos sus remates habían sido bloqueados, sin distinción de si eran derechos o cruzados. Ya que, además de eso, si el mayor no varía en sus remates, pronto se olvida de cómo hacerlos.

Es un caso especial este chico, y Keiji apenas estaba comenzando a conocerlo del todo.

Fue una reacción favorable, según el resto del equipo y la misma manager, ya que el menor logró reaccionar de una buena manera. Lo primero que hizo fue dejar de pasarle los balones a la estrella y capitán del equipo.

Ese buen trabajo lo convirtió luego en el encargado de hacer que Bokuto enfriara su cabeza, lo lograba de una manera perfecta. Koutaro hacía todo lo que le decía Keiji, aunque no dejaba los berrinches de lado, siempre aceptaba el hecho de que tenía que relajarse, saltar y dar justo en el blanco.

Así, cuando se recuperaba, lograba anotar hasta diez puntos él solo. Todo gracias al pelinegro.

―¡Bien hecho, Akaashi! ―y lo mejor de todo, eran las palabras de aliento hacia su persona. Recibir elogios de Bokuto Koutaro siempre lograba dejarte satisfecho con tu trabajo.


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¡más de dos meses!
no puedo creerlo ;;
lo siento (?)

BokuakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora