capíтυlo 4

15.5K 1.8K 1K
                                    


ey, bros╰( ͡° ͜ʖ ͡° )つ──☆*:・゚

ey, bros╰( ͡° ͜ʖ ͡° )つ──☆*:・゚

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


     Intenté mantener mi voz tranquila y estable, sin embargo, eso era más bien una tarea titánica ahora mismo. El joven de mirada rasgada solo me miró, expectante, la luz del sol se derramaba en su mirada y llenaba de luz sus ojos, que ahora, en lugar de cafés, parecían dorados.

     De pie frente a mí, sin aquél cubre bocas recibí de lleno el golpe de su presencia, era sublime, excelsa, parecía de la realeza. Sentí el impulso de arrodillarme a él. Pero también, me resultó terriblemente intimidante ¿A esto se refería Tama con que las personas atractivas eran intimidantes? Sentía que perdía el aliento solo con mirarlo a los ojos.

     Dios, las hormonas eran un tema jodido.

     —Yo tengo, este... bueno... —nunca me había sido tan difícil mantener el hilo de mis palabras mientras miraba a los ojos a alguien.

     Sus ojos tenían algo especial, me envolvían, eran más alargados de lo normal, casi felinos, pequeños, pero con una intensidad que resultaba abrasadora y algo incómoda. Sentía que sólo quería quedarme viéndolo el día entero, como una preciosa obra de arte.

     —Si le complace ¿Podríamos terminar esta charla en un café?—hice una pausa, mi mente dejó de intentar mantener un hilo más o menos estable de palabras y junté un poco las cejas, confundida ¿El calor me había jodido la cabeza o algo por el estilo?

     Pestañeé—¿Cómo?

     —¡Por supuesto que sí!—no me moví ni un centímetro mientras mis ojos se dirigían mortalmente a Tama, que continuaba junto a mí, ahora sonreía lleno de júbilo al joven y puso bruscamente una mano en mi brazo. Quise matarlo ¿Por qué siempre buscaba razones para que me liara con alguien?—¡Nunca estuvo tan desocupada en su vida!—intenté objetar, de hecho, sí tenía algo que hacer. Tenía que ir a por mi hermano a la secundaria.

     Aunque básicamente él me dijo que se suicidaría si me atrevía a ir a buscarlo como un niño. En fin, nunca lo escuchaba cuando se quejaba, que era el noventa por ciento de las veces que hablaba.

     —¿Señorita? —estuve a punto de pegar un respingo al sentir la voz del joven más cerca de lo que estaba, sin embargo, me contuve e intenté parecer un ser humano decente. No sabía si alguna vez lo había sido, pero no perdía nada intentándolo.

     Lo miré un poco turbada, observando como me ofrecía su brazo, un poco inclinado a mí. Intenté procesar lo que estaba ocurriendo a mi alrededor. No sabía si en realidad aún estaba perturbada por su belleza o en realidad estaba confundida por un acto tan caballeroso y educado que jamás alguien me había ofrecido en la vida.

ʙᴀᴊᴏ ᴇʟ ᴄᴇʀᴇᴢᴏ  ● p. jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora