Silenced

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Lauren

Al abrir sus ojos y mirar alrededor se dio cuenta de que aquella no era su casa, ni tan siquiera una habitación. Estaba en un lavabo... ¿Qué había pasado anoche? El recuerdo de un beso asomó en su memoria, pero no pudo dar con un rostro para la persona a la que se lo había dado y tan rápido como llegó se fue.

Parpadeó unas pocas veces antes de levantarse, y recordó donde estaba. En casa de Shawn. Se miró al espejo, y se encontró con su maquillaje corrido y el pelo enmarañado. Pronto un sabor rancio se apoderó de sus papilas gustativas, así que bebió un poco de agua del grifo y se lavó la cara antes de salir del lavabo. Miró por el pasillo y no había nadie a la vista. Estaba a punto de dar un paso adelante cuando escuchó un ruido. Provenía de la habitación de Shawn. La chica escuchó con más atención y pronto lo escuchó. 

Uno, dos, tres golpes. 

Silencio. 

Suaves sollozos que intentaban ser reprimidos. 

Poco a poco, una risa amarga se hizo presente.

Lauren se quedó congelada sobre sus pies, y casi sin poder controlarlo, corrió a la habitación y la abrió de un portazo. En el suelo se encontraba el castaño hecho un ovillo, con la cabeza entre sus piernas. Desde arriba un hombre a quien Lauren rápidamente identificó como su padre, lo miraba con desprecio. En cuanto entró a la habitación, el hombre giró y cuando la ojiverde lo vio distraído por la sorpresa, se abalanzó sobre él sin pensarlo. El puño de la chica chocó sobre la mandíbula del hombre, que rápidamente intentó defenderse pero ella consiguió bloquearlo parando su intento de escapar al poner sus rodillas sobre sus brazos. No hicieron falta muchos golpes más para dejar al hombre inconsciente en el suelo y rápidamente la ojiverde se levantó y miró a Shawn quien la miraba sin creer lo que había pasado.

- ¿Estás bien? - preguntó la chica, agachándose para ver al chico a los ojos.

Él sólo asintió, con los ojos llenos de lágrimas y cortes en sus mejillas y en sus labios que mostraban que los golpes no acababan de empezar cuando ella lo escuchó.

- Tienes que venir conmigo - dijo la chica de pelo negro, ayudándolo a levantarse - Pronto despertará.

Las manos del chico temblaban, mientras su mirada se mantenía fija en su padre y las lágrimas que intentaba parar rodaban por sus mejillas fuertemente.

- No puede hacerte daño, Shawn - le aseguró, mientras ponía una mano en su hombro - Vamos.

El chico volvió a asentir, y con los puños apretados salió de la habitación, siguiendo a la cubana delante suyo.

Behind closed doors [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora