Camila lo sabe.

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Camila

En cuanto despertó los recuerdos de la noche anterior se hicieron presentes en su cabeza. Michelle. Michelle la había besado. El contacto de sus labios contra los de ella había sido tan suave... Y dulce, a pesar de que la chica acabara de vomitar. Sintió miles de mariposas en su estomago al recordar el roce y la respiración acelerada de la ojiverde contra sus labios... Pero todo terminó al recordar que la chica había imaginado que ella era otra persona. No sólo eso, sino que además la cubana le había pedido que la dejara de llamar Michelle. Era obvio que había algo que no encajaba, ¿no? O tal vez estaba muy borracha. Tal vez sólo eran incoherencias. Sin embargo, siempre dicen que los borrachos y los niños no mienten. 

Camila necesitaba respuestas, y las necesitaba cuanto antes. Decidió que esperar hasta el lunes para ver a la chica era demasiado, así que en cuanto se espabiló, se levantó de la cama y se arregló para salir.

Lauren

En cuanto salieron de la casa, Lauren fue la primera en hablar.

– ¿Qué ha pasado coño, Shawn? – preguntó, limpiándose el sudor de la frente debido al esfuerzo que acababa de hacer. Su puño dolía como nunca, y su piel poco a poco se tintó de rojo. 

El chico paró sobre sus pasos. Las lágrimas volvieron a hacerse presente en sus ojos, y llevó sus puños a su cara.

– Soy idiota. – dijo – Soy idiota, no sé por qué lo he hecho... Es mi culpa... lo siento – habló, esta vez mirando a la chica de ojos verdes – Se suponía que no llegaría hasta mañana, y... No lo sabía. – más lágrimas recorrieron sus mejillas.

Lauren se sorprendió ante su reacción. Las manos del chico temblaban, y su mirada iba de un lugar a otro, como si estuviera buscando a alguien. Aún sin entender qué sucedía, decidió que lo mejor sería llegar a su casa cuanto antes.

– Está bien. – dijo suspirando – Vamos, ven.

El resto del camino Lauren siguió en silencio, mientras escuchaba al chico detrás suyo hablar entre dientes una y otra vez.

* * *

Pasaron unos minutos hasta que llegaron a casa de Lauren. La chica de pelo negro aún no sabía que estaba haciendo. Miró hacia atrás. El chico caminaba cabizbajo, se notaba que había estado llorando todo el camino y su labio y su nariz aún sangraban. Tendría que curar eso. Joder... ¿En qué se estaba metiendo?

Al volver su mirada a su casa, pudo distinguir en el porche una figura femenina que los miraba desde lejos. Se balanceaba sobre sus pies y parecía inquieta. Cuando ya estaban más cerca, Lauren pudo distinguir la cara de Camila. Fue entonces cuando lo recordó.

"– ¿Michelle? ¿Desde cuándo me llamas así? Nadie me llama así, sólo mi madre.. Llámame Lauren, idiota."

Sus pasos se hicieron más lentos. Aterrada, miró a la chica que se apoyaba sobre la baranda.

Rápidamente, los recuerdos de lo sucedido la noche anterior se hicieron presentes. El beso. Había besado a Camila. La había besado después de vomitar. Y no sólo eso, le había dicho su verdadero nombre. Y la había confundido con Keana. 

Y ahora la chica estaba esperándola de brazos cruzados en la puerta de su casa.

– ¿Pasa algo? – preguntó Shawn desde atrás al notar que la ojiverde se tensaba. Su voz estaba ronca por haber llorado tanto. El castaño dirigió su mirada a la casa– ¿Camila? ¿La has llamado tú..?

La chica negó suavemente con la cabeza y en cuestión de segundos ya estaban delante de la morena. 

Sin embargo, el nerviosismo de Camila se fue al ver la cara de Shawn y una mirada de preocupación se plantó en su cara casi al instante. 

Behind closed doors [CAMREN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora