Parte 8

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Narra Jennie

Solté un fuerte suspiro, intentando relajarme y poder mantener la compostura. Esto no podía ser real y si lo era, me molestaba mucho, él no era cociente de nada, ¿qué no veía que nos íbamos a derrumbar los dos? nadie nos podría salvar.

—¿Mino que haces?

—Abrazarte, tu cabello largo me encanta, te hace ver tan hermosa.

¿Qué debía decir? sus palabras sólo me hacían sentir incómoda y de alguna forma quería seguir escuchándolo, a pesar de que quería gritarle con todas mis fuerzas y más aun cuando hace unos días me dijo que no le interesaba nada de lo que llegara a pasarme.

—No dices nada, ¿te molesta que te abrace? —aún me quede callada sentía su respiración en mi  oído, me volteé poco a poco y lo primero que hice es tocar su rostro con mi manos.

—No logró entenderte, me confundes mucho y eso me molesta, no se que quieres, pero estar así contigo... no parece desagradable —él se acerco, sabia lo que iba hacer y quería que sucediera, nunca creí que lo anhelaba, todo estaba ocurriendo tan de repente, ¿esto era lo que ambos estábamos esperando? se sentía mágico, con un un simple roce de nuestros labios hizo que mi corazón se sentía feliz. Al separarnos, sin contar los segundos nos volvimos a unir, en esos momentos yo no estaba segura de que exactamente estaba pasando, por usos segundos abrí mis ojos, aunque veía algo borroso me pude dar cuenta de que él me estaba alzando, lo abrace con fuerza, pegándonos más, tan perfecto, la idea de que estaba mal no aparecía, bueno recordando eso me preguntaba que era lo que le sucedía, la adrenalina del momento no me dejaba detenerlo y preguntarle, pero entonces el dolor estaba regresando. 

—¿Qué pasa? —al parecer se dio cuenta ya que no era buena fingiendo.

—Nada... solo es que ya empezó hacer un poco de frío ¿no crees?

—Será mejor entrar —asentí, salimos de la piscina, fuimos donde estaban las habitaciones— ¿y cual es tu habitación?

—Esta —señale una puerta de color blanca— Tae Hyun dijo que era especialmente para mi, así que no la comparto con nadie.

—Ya veo —disimulo un poco tratando de no hacer notar su molestia.

—Me cambiare Buenas noches.

—Entra ya —sonreí de lado y entre, me di una ducha rápida, seque mi cuerpo y me puse el pijama, al salir me senté en la cama, empecé a secar mi cabello y después lo peine, de golpe vi que Mino entró, me asuste, puso seguro a la puerta y rápidamente se acerco, yo me pare de golpe, tratando de calmarme.

—¿Qué haces aquí? —dije casi susurrando, tenía miedo de despertar a los demás, sin recibir respuesta, me alzo para que después me hiciera echar en la amplia cama, fue tan rápido. 

Trague algo de saliva del susto y por la tan corta distancia que teníamos, el estaba enésima de mi mirándome como si fuera lo único interesante en la habitación.

—¿Pensé que me odiabas? Pero... no entiendo, tus acciones son tan difíciles de predecir.

—Lo lamento.

—Me tratas como si fuera una cosa y luego como...

—Lo se, estoy consciente de que debo confundirte, de hecho ni yo mismo puedo encontrar una respuesta clara.

—No deberías hacerlo entonces.

—Pero si quiero hacerlo, por eso estoy aquí —lo mire incrédula.

—¿Sabiendo que soy tu hermana? 

—Por esa razón es que lo hago, quiero olvidar esa palabra.

—¿Sabes que aunque no somos hermanos de sangre, todos lo ven como si lo fuéramos? no podemos simplemente dejarlo de lado, nuestros padres nunca estarán de acuerdo y lo sabes, los demás nunca nos verán con buenas caras.

—Pero ellos no están aquí ¿verdad? por lo menos hoy nadie nos podrá juzgar —ya no sabia que decir, sin saber que hacer ambos cerramos los ojos y empezamos un nuevo beso, esta vez no era de desesperación, si no fue uno mas dulce y tranquilo.


Una de sus manos que me acariciaba el rostro, empezó a bajar poco a poco hasta llegar a una de mis piernas, aquella sensación fue tan relajante, de pronto sentí que aquella mano entró dentro de mi camisón, sus caricias que sentía en mi abdomen, eran como pequeñas corrientes eléctricas, me hacia estremecer. Aquellos labios se sentían malditamente mal, no en el sentido de que lo estuviera hacino fatal, al contrario, se sentía tan bien que eso estaba mal, no debería disfrutarlo como lo estoy haciendo, pero a pesar de la aflicción de mi corazón, sin duda los quería, porque esta desventura estaba ganado.

Ahora, aquellos labios empezaban a bajar hasta llegar a mi cuello, mientras su mano iba a un lugar más intimo, aquel tacto  en mi entrepierna, me hizo estremecer, soltando un suave gemido mis manos se aferraron a las sabanas, estábamos dando un paso más, uno que ya no debería permitirlo.
A pesar de que debía parar, solo me dejaba llevar y lo deje continuar, teniendo el pensamiento de que llegaríamos hasta el final y el miedo se apodero más de mi. Todo mi mundo se apago, su voz que debes es cuando se podía escuchar suspiros suaves era lo único que escuchaba, de eso estaba segura, bueno hasta que el toc toc de la puerta hizo que vuelva a la realidad.

Más que hermanos (Mino & Jennie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora