Sábado por la mañana.
Me levanto con pereza, y con los nervios de punta gracias a mi castigo, asignado por el Señor «estoy exquisito, gime mi nombre» o al menos así lo ve mi sucia cabeza. La semana paso extremadamente rápido, y yo no pude evitar alejar a mi propia mejor amiga, a todos, simplemente me mantenía en un estado realmente extraño, me sentía perdida y un tanto confundida. Mi madre mencionó que mis ojeras eran terribles y que mi cabello lucía un poco despeinado, por lo que me mandó a ducharme para luego dejarme en el instituto. Me deshice de mi pijama rápidamente y puse el agua a temperatura ambiente, no tenía cabeza para que mi cuerpo sintiera el frío, y mis nervios me decían que me mantuviera alejada del calor.
Después de estar por lo menos veinte minutos bajo la regadera me salí para secar mi cabello castaño claro y luego hacer unas colas altas en el, dos a los lados, me coloqué un poco de base con protector solar, para disimular mis ojeras y para finalizar me puse un vestido violeta y unas
zapatillas negras.Baje las escaleras y miré el reloj de la cocina, donde me di cuenta que aún tenía tiempo de desayunar, yo como lento, sin embargo no tardo 20 minutos en ello.
— Luces linda, cariño. — me sonrió con dulzura mi mamá. — ¿Desayuno energético o liviano? — me pregunta amablemente.
— Energético, por favor. — respondo sinceramente. Ella asiente y comienza a sacar tres huevos de la nevera, junto a una rodaja de tomate.
Me recosté sobre la mesa con flojera e intente calmar mi respiración, ojalá más alumnos estén ahí, oh, verdad, no seas idiota Olivia, él mismo lo dijo, estaremos solos. Que emoción.
— Te noto apagada, cielo. — me dice con voz suave. — A mi me castigaban muchísimo. — ella se ríe de ella misma. — Era una mala chica, desde pequeña lo fui. En cambio, tú saliste como tu padre, estudiosa, entre otras cosas. — me sonríe ella con melancolía, hace tiempo que no lo mencionábamos en la casa, o intentábamos no pensar en él, excepto los Domingos en misa.
— Estoy bien, mami. — me acerco a ella y peino su cabello marrón obscuro con los dedos. — Y papá está en un lugar mejor, no te preocupes. — ella me sonríe y deja el cuchillo en el mesón para voltearse y abrazarme, correspondo su abrazo, y me hace sentir mucho mejor, hasta me saca una sonrisa. Desde que tengo diez años somos nosotras contra el mundo.
— Bien, bien. Basta de melancolías, o llegarás tarde. — se separa de mi con una sonrisa y inhala con fuerza. Yo le sonrío asintiendo y espero en la mesa el desayuno lleno de energía. Que espero y me dure las cuatro horas del castigo.
*
Mi mamá detiene el auto al frente de las puertas del instituto, me desabrocho el cinturón con cuidado y temor y la miro con una sonrisa pequeña.
— No te preocupes, nena. Te estaré esperando en una de las panaderías de allá. — señala la zona de comidas que queda a unos 10 kilómetros de aquí. Me da un beso en la frente y yo asiento.
— Gracias mami.
— En cuatro horas nos vemos. — me guiña un ojo y yo le sonrío.
Me bajo del auto y comienzo a caminar hasta adentrarme al instituto, veo todos los salones vacíos, de hecho, todo está vacío, silencio absoluto, hasta que comienzo a escuchar unos pasos, abrazo mis libros y muerdo mi labio con fuerza y nervios, y entonces él aparece al frente mío.
— Señorita, la felicito, usted es puntual. — me sonríe y guiña su ojo izquierdo. Yo mantengo mi boca cerrada. — No se preocupe, puede hablar.
— Yo, bueno, tengo una mamá responsable. — es lo único que se me ocurre decir, él suelta una pequeña risa, no sé si se está burlando, o le pareció divertido, solo intento no ahogarme con mi propia saliva.
— Pasemos a la sala de castigos. — me dice el con voz ronca, yo lo sigo cuando se voltea y comienza a caminar con pasos largos, mantengo mi postura, o eso intento.
Nos detenemos al frente de él salón que dice «detención», hasta hoy desconocido para mí, él me abre la puerta y me da paso, yo entro lentamente con miedo de tropezar, y apenas tengo la oportunidad me siento en el pupitre que está justo al frente del escritorio.
— Muy bien, Olivia. — me dice sonriéndome, no sé si tomarme dulce el gesto que me llame por mi nombre, o maleducado. — Estas cuatro horas serán entretenidas. Espero que hayas desayunado algo fuerte.
— De hecho desayuné huevo. — me muerdo la mejilla al darme cuenta de lo que dije. (Esto da risa si eres inmadura/o, pervertida/o y lo imaginas en español xd).
El carraspea y luego sonríe.
— Bien, entonces que comience el juego. — exclama con emoción y yo fruncí mi entrecejo al no entender. Él comienza a acercarse a mi y cuando está a unos treinta centímetros me toma por el brazo con fuerza, sin embargo sin lastimarme, me coloca encima de su escritorio con una rapidez enorme. — Abre tus bonitas piernas para mí. — susurra y un escalofríos recorre mi columna vertebral.
— Yo.. — tartamudeo sin hacer caso.
— Me gusta que hayas escogido este vestido, es muy fácil de quitar. — se acerca a mi cuello y comienza a besarlo con pasión y lujuria.
— Pro.. — gimoteo sin poder evitarlo y coloco mis pequeñas y pálidas manos en su cabello, enredándolo entre mis dedos.
— Dime daddy, baby girl. — susurra en mi oido y lleva sus manos a mis muslos, dejando que se vea más de lo debido de ellos, sus manos rozan mi parte sensible y yo pego un brin quito.
— Daddy. — mis labios susurran sin poder controlarse, el placer inunda mi estómago y la lujuria deja mi cabeza sin conciencia.
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Yyyyyyyyyyyyyyy comienza la acción:( ¿las dejó mojadas Ashton? Esperen el siguiente capítulo ahdkajdksj, xoxo.

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teach me :: afi
Fiksi Penggemar♡ Contenido adulto. ♡ Lenguaje obsceno. ♡ Escenas sexuales. ♡ Contenido Daddy Kink. Etc. Leer bajo tu propia responsabilidad. créditos por la portada: @SpecialHxrry ❝¿De quién eres, Olivia?❞ pregunta él con tono autoritario. ❝De Daddy Ashton❞ r...