Los sueños son reales mientras estamos en ellos. Solo cuando nos despertamos nos damos cuenta de que eran extraños – Anónimo
Caminaron por un rato hasta llegar a una edificación muy bonita, la cual parecía tener un gran terreno detrás, se encontraba en el centro de la ciudad y a pocas cuadras de la sala central. Al entrar, Dominik hablo con lo que parecía ser un recepcionista, este le dio una llave y los guio hacia un hermoso patio con varias cabañas muy lindas, se acercaron a una y Dominik le dio la llave diciendo "Bienvenida a casa". Al entrar pudo observar que esa pequeña cabaña no contaba con una cocina, al preguntar por ello, Dominik solo respondió que ninguna estructura de la ciudad contaba con ello, a excepción de los restaurantes, de ese modo se aseguraba que la unión entre ángeles caídos no se rompiera, ya que se veían diariamente reforzando las relaciones entre los miembros de la comunidad. Si bien era algo peculiar tenía sentido.
Cayo la noche y Sylvia se fue a dormir en su nueva casa, todo parecía prometedor, pero algo extraño sucedió. Al cerrar los ojos, despertó repentinamente dentro de su oscura y fría habitación de siempre, botellas y pastillas por todos lados, ella yacía en su cama como si nunca se hubiera ido. Su rostro paso de alegría a confusión y decepción, no podía creer que siempre había estado allí y no en Tabletki. Se volvió a dormir y despertó en esa ciudad de ensueño nuevamente, allí ya había amanecido. Sin darle demasiada importancia al mal sabor de boca que ese suceso había dejado en ella, continuo su vida en esa ciudad, visito los diferentes sitios recreativos de la urbe y se encontró con Dominik en la sala central.
Con el pasar de las noches, ese acontecimiento se volvió repetitivo, se iba a dormir y despertaba en el cuarto de siempre, volvía a cerrar los ojos y reaparecía en Tabletki. Al amanecer despertaba con un extraño hormigueo en su pecho y miles de dudas inundaban su mente. Un día, cansada de esa sensación decidió hablar con Dominik, para ver si él podía darle una respuesta sobre lo sucedido. Se encontraron en las costas de Tabletki, más específicamente en los altos balcones del faro. Al llegar allí Dominik hablo:
- Veo que ya conoces el faro.
- Si, es muy hermoso.
- ¿Te estas adaptando bien?
- Mejor de lo que esperaba.
- ¿Lo consideras tu hogar?
- Algo así.
- Eso es genial – le dedico una sonrisa.
- Te cite aquí porque algo extraño está pasándome y no sabía a quién acudir.
- Te escucho.
- Cuando cae la noche y me voy a dormir, despierto en mi cuarto de siempre con una confusión enorme – la sonrisa de Dominik se borró por completo.
- ¿A qué te refieres?
- Es como si te despertaras de una borrachera y no recuerdes nada sobre el día anterior, nada excepto fragmentos. Lo más raro es que si cierro los ojos mientras estoy allí, despierto de vuelta en la ciudad y ya es de día ¿Tienes idea de porque me sucede esto? - la actitud de Dominik cambio de alegre y tranquila a nervioso y serio.
- Deben de ser sueños Sylvia. No les des importancia.
- Es que, yo también pensé que eran sueños, pero se volvió algo recurrente y no suelo soñar con lo mismo tantas veces.
- ¡Son sueños! – dijo a la defensiva y alzando la voz.
- ¿Por qué me gritas?
- Lo siento, yo no debería estar aquí – dijo nervioso.
- ¿De que hablas? Solo estamos hablando.
- Debo irme, recordé que tengo que encargarme de algunos asuntos de la ciudad – dio media vuelta y bajo por las escaleras sin mirar atrás. Sylvia se quedó perpleja ante la extraña reacción de Dominik, luego paso el día en la playa mientras pensaba mil respuestas para lo que le estaba pasando.

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El Espejismo
Teen FictionUna noche, la joven Sylvia se encontraba en su oscura y fría habitación, entre la desesperación y la angustia, ahogaba sus penas con pastillas y alcohol. Repentinamente y en medio de la penumbra, diviso un pequeño destello proveniente de una de las...