Sylvia

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La vida es una sucesión de lecciones que uno debe vivir para entender – Ralph Waldo Emerson

- Sylvia ¿Te encuentras bien?

- S...si p...porque – dijo tartamudeando.

- Porque dije tu nombre y tu rostro cambio completamente.

- ¿D...de verdad?

- Si ¿Qué es lo que te perturba? Puedes decirnos, aquí estamos.

- No me gusta hablar de mi pasado – dijo cabizbaja, sin tartamudear y con tristeza en su voz.

- A nadie le gusta, pero tienes que soltarlo, solo vas a destruirte si lo callas más – apoyo su mano sobre la de ella y la miro fijamente – confía en nosotros.

Sylvia levanto la mirada, lo miro a los ojos, trago saliva y tomando el micrófono empezó a hablar:

- De acuerdo, no sé por dónde empezar – dijo entre risas nerviosas – Nací en Los ángeles en el 2005 en una familia de clase media. En mis primeros años de vida fui una niña completamente feliz, iba a la playa y tenía muchas amigas. Pero todo eso cambio cuando mis padres se separaron, debido a una infidelidad por parte de mi madre, ella tuvo relaciones con otro hombre y quedo embarazada, producto de ello nació mi hermanita Emily – tomo aire - Yo tenía 7 años y como toda niña esperanzada soñaba con que ellos se reconcilien, pero no fue así. La cuestión fue que me fui a vivir con mi madre y Emily. Durante esa época la pasamos mal económicamente, ya que mi padre era el que tenia un sueldo mayor y nos mantenía. Como se es de esperar en una ciudad tan cara como es Los Ángeles no es fácil subsistir sin un buen sueldo, como consecuencia nos mudamos muchas veces y casi terminamos en la calle. Pero, al mudarme con ella las cosas empezaron a ir de mal en peor, ella no duraba mucho en sus trabajos por lo que decidió ejercer la prostitución, en ese entonces ya tenía 9 años y mi hermana 2 años. Mi madre salía todas las noches, prácticamente yo crie a Emily siendo tan pequeña – hizo un profundo silencio y su actitud se volvió aún más triste – Un día ella encontró al hombre correcto en una de sus sesiones, ellos se casaron, ella dejo la prostitución y nos mudamos todos juntos a una linda casa como la que tenia de pequeña con un hermoso jardín, a esto se le sumo un hijo mayor del hombre que estaba con mi madre, se llamaba Erick y tenía 14 años – sus ojos se pusieron llorosos – al principio parecían buenas personas, pero fue solo cuestión de tiempo para que se saquen los disfraces. Esta revelación se dio por algo estúpido y después empeoro. Un fin de semana estábamos encargándonos del jardín, ya saben, cortando césped y árboles, tenía 11 años, en un momento mientras llevaba a la basura una rama pesada, se me cayo, mi padrastro me vio y me grito algo bastante feo que no recuerdo bien. Cuando le dije que fue un accidente, bajo de la escalera enfurecido y me abofeteo, entre lágrimas pregunte porque me pegaba, lo volvió a hacer. Mi madre al oírme llorar salió al parque para ver que sucedía y mi padrastro solo dijo que me había caído.

Ella hizo silencio tratando de contener el llanto, bajo la mirada, volvió a tomar aire y continuo:

- El tiempo paso y él se volvió mas violento, no solo conmigo, sino con Emily y mi madre. Para colmo Erick no hacia nada, solo miraba la escena y estoy segura de que lo disfrutaba, incluso participo en algunas peleas apoyando a su padre. Se suponía que era el mayor, que debía protegernos a Emily y a mi pero no hizo absolutamente nada – sus ojos se cristalizaron – y después vino lo peor – dio un suspiro entre pequeñas lagrimas– Cuando tenía 14 años hubo una noche que me traumatizo por completo, mejor dicho, el comienzo de noches que me marcaron. Una noche, en la que Emily se había ido a la tarde a la casa de una amiguita mi madre fue a buscarla, había mucho tránsito y se retrasó. Mi padrastro y Erick se fueron a un bar – ella ya lloraba a mares y se esforzaba por mantener la voz – al quedarme en la casa sola fui una victima fácil, ellos volvieron antes de lo esperado, antes que mi madre. Entraron y al verme allí sin hacer nada reaccionaron de una forma que nunca pensé que lo harían, sabían que eran violentos, pero no que eran pervertidos – ella lloro aún más.

- No tienes que seguir Sylvia – dijo Dominik con tristeza y dolor en su rostro.

- Si, tú mismo lo dijiste si lo callo es peor – dijo sollozando.

- Creo que ya fue suficiente.

- Al entrar en la habitación, mi padrastro le susurro algo a Erick, sonrieron macabramente y... – hizo una pausa - ...lo siento.

- Sylvia basta.

- Me tomaron con mucha fuerza y... abusaron sexualmente de mí, con doble penetración incluida – quebró en llanto – ese fue el principio del horror, cada noche que tenían una oportunidad alguno de ellos se metía bajo mis sabanas y me violaba una y otra vez hasta estar satisfechos, tapaban mi boca para que no gritara. Tanto fue lo que me sacaron que me metí en la droga y me volví alcohólica, en ocasiones me drogaba antes de dormir, para que si lo hacían no lo recuerde, pero no sirvió de mucho. Cada noche me iba a dormir pensando en quien iba a violarme esta vez. Un día lo decidí, me encerré en mi cuarto con todas las trabas posibles. Lo mejor para mí era morir – se hizo un silencio de cementerio en la sala, varios de los que estaban allí estaban bañados en lágrimas. En medio de ese silencio una mujer hablo:

- ¿No los denunciaste?

- No podía. Si hablaba, ese hombre nos iba a dejar en la calle a mi madre, a Emily y a mí. Ellas se veían tan felices, no quería arruinar su vida. Vivíamos bien, pero a qué precio – dicho eso se quebró por completo y se retiro de la sala.

- Nos tomamos un recreo y después continuamos – dijo Domink y fue tras Sylvia.

Dominik encontró a Sylvia mirando el océano, se acerco a ella y hablo:

- Sylvia.

- Lo se Dominik. Lamento haberme retirado así pero no lo pude soportar.

- No te preocupes por eso – hizo una pausa – fuiste muy valiente al contar tu historia.

- Tenia que. Son las reglas del circulo ¿No?

- Si, pero cuando yo te decía que te detengas no lo hiciste ¿Por qué?

- Tenia que sacarlo de mi pecho.

- Y lo hiciste increíble – puso la mano sobre su hombro.

- ¿Cómo supiste que estaba aquí? – lo miro a los ojos.

- Simplemente lo supe.

- Gracias por venir, no debías hacerlo.

- Tenía que – ella le sonrió tristemente.

- Sabes, la verdad que hice bien en quedarme en Tabletki. Aquí no hay maldad. Me salvaste Dominik y voy a estarte eternamente agradecida, por que por primera vez en mucho tiempo no temo irme a dormir. Gracias – dicho eso, ella lo abrazo y el continuo con su abrazo.

Pasaron un rato en la playa y luego volvieron a la sala central, al llegar allí Dominik hablo:

- Después de esta situación que nos movió muchas emociones. ¿Hay alguien mas que quiera compartir su experiencia?

Nadie dijo nada, y al rato alguien pregunto:

- ¿Por qué no nos cuenta usted su historia? ¿Qué lo impulso a venir a Tabletki? ¿A crear Tabletki?

- Si, seria increíble conocerlo más amo – dijo una niña a lo lejos.

- No lo considere, pero está bien, esta es mi historia – dijo Dominik.

El EspejismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora