Gabi:
Es reconfortante levantarse y no sentir que tu cuerpo estuviera bailando. Me tomo mi tiempo para salir de aquí, pues tampoco me veo con fuerzas para correr. A medida que cruzo el pasillo mi fuerza interior desaparece. Acabo de abandonar a mi equipo a su suerte. Una capitana no debería dejar a su equipo solo. Aquella sensación es apenas un suspiro cuando un pitido inunda mis oídos. Tres metros más alante, el marcador añade dos puntos finales más.
- ¡SI!- grita uno de mis compañeros cuando salgo a la pista.
Uno de los suplentes me abraza con fuerza mientras grita con euforia. El resto del equipo rodea a nuestro jugador más alto alzando la voz y sonriendo.
- Capi ganamos- me avisa a gritos Tom con una amplia sonrisa-¡GANAMOS!
Alzando la pelota sobre su cabeza hace que toda la grada rugía emocionada. Incluso mi padre silva y aplaude con gran entusiasmo. Yo tambien me acercó a felicitar a La Torre. Diez puntos por encima de nuestros oponentes el marcador mostró el nombre de nuestro centro.
Sentí un hormigueo en los dedos. La cara me dolia de sonreír mientras nos alentábamos unos a otros por el partido. Aquello no era solo una victoria, sino la primera que teníamos como grupo, y encima contra un grupo difícil.
- ¡PUMAS!- rugió Sam a mi lado rodeándome con el brazo. -¡AHRR!- respondimos todo el equipo.
Todos corrimos hacia los vestuarios. Con la agilidad que nunca pense que tendria me puse mis vaqueros ajustados y una camiseta holgada. Dos toques de maquillaje simples después ya estaba lista para salir.
Como todas las veces que jugábamos la gente nos esperaba a la salida. La mayoría fueron a felicitar a Tom y a los demás jugadores, aunque también se acercaron a mi y a preguntarme como estaba. No espere ver a mi padre ya que a él siempre le costaba llegar hasta estos sitios.
- Tengo algo especial para celebrarlo- me susurró una de nuestras animadoras tendiendome una botella de plástico opaca.
La chica era mona, delgada y pelirroja. Habíamos estado hablando a la ida sobre algo que no recuerdo, sobretodo porque estaba muy centrada en la forma que tenía de coquetearme. Aun con todas probé el líquido obviamente alcohólico. Era vodka con algún tipo de mezcla.
- Felicidades capitana- me dijo con una pícara sonrisa antes de alejarse al bus.
Casi todos llevábamos una de estas botellas en la mano, y podía jurar que de vez en cuando caían en las manos de la entrenadora, quien hacía la vista gorda después de dar un trago.
Al entrar en el vehiculo todo el mundo bailaba. Era una canción latina que te impulsaba a mover las caderas, y a pesar de que deberíamos estar sentados, a nadie pareció importarle.
Sam apareció de la nada con su botella en la mano y una gran sonrisa. Me dejo darle otro trago a mi bebida antes de golpearme con la cadera desplazandome un par de metros. Me vi rodeada por las animadoras un tanto desconcertadas. Sam se rió antes de ponerse a hablar con Jack. Tuve que contagiarme de la risa de mi amigo cuando las animadoras comenzaron a bailar conmigo.
El alcohol me quitaba parte de esa torpe timidez mía cosa que agradeci. Sus faldas azules se elevaban de vez en cuando mostrando sus, en mi opinión demasiado cortos, pantis. Admitiré que me perdí en sus largas piernas más de una vez antes de acompañar sus movimientos.
- ¡DALE GABI!- gritó Emily.
Divisé la melena pelirroja antes de que tomáramos una curva. Quizás fue por el efecto del alcohol o de la adrenalina, pero conseguí seguirla cuando me tomo de mano para bailar conmigo.
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Rompiendo normas en la escuela
RomanceGabriela, esa chica alta y lesbiana que lidera el grupo de baloncesto de su instituto no sabe lo que se le viene encima. Chloe, su nueva profesora, llega pisando fuerte a clase. En ningún momento las dos quieren romper las normas que impo...