Capítulo 10: Esas duras vueltas a casa

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Chloe:

Al llegar a casa de mi primo no me quedó otra que beber. Los juegos que mis amigos promovían ese tipo de conductas. Por eso el alcohol ya me había afectado cuando comenzamos a jugar a prueba o verdad. Conseguimos evitar escoger verdad para hacer el juego más divertido aún.

- Buajajaja es tu turno de sufrir Chloe- se rió Walter- tendrás que besar al próximo que pase por la puerta.

No es que fuese un reto que me sorprendiera, mis amigos tenían la certeza de que necesitaba conseguir un ligue para olvidar a Austin. En cada fiesta quieren que haga una idiotez como aquella para demostrar si hay química o no.

Normalmente me resistía un poco. Me parecía un juego estúpido que no llevaba a ningún lado. Pero desde que Gabi estaba cerca sentía la necesidad de sacarla de mi cabeza, da igual como fuese el modo. Por eso asentí aceptando el reto.

- Esto va a ser divertido- comenté terminando me el vaso de un trago. La primera persona que pasó por la puerta fue mi primo haciendo que mis amigos se partieran de risa- ese no cuenta.El incesto no es para mi- Roberto se giró y comenzó a hablar con una chica- tienes que estar de coña.

No nos separaban más de cinco metros. La idea de que esa chica me seguía estaba empezando a ser cierta. Tampoco pude enfadarme con ella. Llevaba esa chaqueta de cuero negra que tantas veces había querido quitarle cuando llegaba a clase.

- Primero tu primo y luego una tía. Hoy no es tu día- se burló Walter.

- No importa- mustié levantándome- ella me vale.

En esos momentos me daba igual. Me importaba realmente poco todo lo que no fuese ella. ¿Por qué tenía que guardarme las ganas de besarla siempre? No sabía porque quería hacerlo ¿pero importaba acaso?. Cuando ella me mira me siento invencible, no comprendo como eso puede ser algo malo.

Me dejo llevar y hago lo que siempre he querido. Permito que mi mano se pierda en su nuca sin dejar de mirarla. Tiene unos ojos tan bonitos, incluso con el ceño fruncido se ve hermosa. Mis dedos toman vida propia, bajan acariciando la mejilla de Gabi hasta llegar a su barbilla y la bajan lentamente, apenas un ápice, pero suficiente. Si por mi fuera, me habría perdido en esos labios tantas veces.

Solamente había hecho aquello una vez, y no creo que mis sueños contaran. Rocé nuestras bocas, y dios lo bien que sabían sus labios. Apenas pude resistirme a lanzarme sobre ella. Quise guardar aquel sabor para el resto de mi días. El solo tacto de su mano en mi cadera era suficiente como para quitarme el aire demasiado rápido. Me tuve que separar.

- ¡Eso sí que es un beso!

Guardé el recuerdo en mi boca, sabiendo que no podría recordar su sabor por mucho tiempo. Conseguí evitar reirme de los aplausos de mis amigos. Notaba la mirada de Gabriela sobre mi mientras me alejaba. Si ella supiera que quería volver a hacerlo en el mismo instante en el que me separé.

- Menudo beso que te ha dado mi prima- escuché decir a Roberto desde el sofá. La capitana del equipo consiguió levantarlo y arrastrarlo por el pasillo- vamos a la cama- gritó divertido el chico haciendo que la chica negara avergonzada.

- Nunca pensé que te gustasen las mujeres- comentó una chica mientras me sentaba.

- Me gusta ella- admití sin darme cuenta- aunque no sé bien cómo lidiar con ello- definitivamente el alcohol no me hacía bien.

Conocía a esos tipos desde que comencé la carrera. Mi primo decidió dar la primera fiesta de las navidades y todos ellos vinieron. A mi me vino genial, porque me permitió ser el copiloto en uno de sus coches, lo cual implicaba dos cosas: no tenía que pagar nada a la ida, y podía beber aquella noche hasta caerme dormida.

Rompiendo normas en la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora