Capítulo 43: No me gusta

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Gabriela:

Volvía comprobar el teléfono por quinta vez en tres minutos. Nada, ni un mensaje ni una llamada suya. Mis padres estaban abajo terminando de preparar la cena y mis nervios estaban a punto de explotar. Incluso me había puesto la americana negra que solo llevaba en cosas importantes.

- Al fin- exclamé abriendo la puerta. Aquel vestido morado me borró el sentido.

- ¿Excesivo? He estado como media hora intentando saber qué ponerme y no sé.

Mi lengua se hizo un nudo. Si mi cabeza no hubiera estado tan pendiente de que mis padres y Chloe se llevaran bien, sin duda mi profesora no habría conseguido quitarse mis manos de encima.

- Te ves increíble tranquila.

- ¿Tu madre sabe quién soy no?

- Mi padre se lo dijo ayer, pero no me ha dicho nada al respecto.

La cara de pánico de Chloe aumentó. Estaba tan preocupada porque aquello saliera bien que incluso me había pedido ayuda para comprar vino (a mi, quién sólo compraba lo que me decía mi padre).

- La mesa está puesta Gabi- me gritó mi padre haciendo que mi profesora saltara en el sitio.

- Va a salir bien.

- Yo no estoy tan segura de eso.

- Mi madre es buena gente- le di un rápido beso en los lábios y la obligué a bajar conmigo.

Los dos estaban en la cocina hablando. No hacía falta ser un genio para saber que mi padre estaba intentando que su esposa no se pusiera como una loca. Cuando nos vieron aparecer se callaron, y mi madre tardó un tiempo en darse la vuelta hacia nosotras.

- Mamá, papá, ya conocéis a Chloe.

Hubo un largo silencio tras aquello. Mi profesora aferraba mi mano mientras forzaba una sonrisa. Mi padre alternaba la mirada entre mi novia y su esposa, esperando a que una de las dos hiciera el primer movimiento. Yo había presenciado lo suficiente aquella escena como para saber que mi madre estaba analizando la situación para saber cómo reaccionar.

Miró nuestras manos entrelazadas y luego a mi. Estuvo unos segundos manteniéndome la mirada hasta que forzó una sonrisa que tenía bien ensayada.

- Creo que no nos presentamos nunca como era debido.- se acercó y le tendió la mano- soy María.

Algo dudosa Chloe le devolvió el saludo y le dio la botella de vino. Esa sería quizás la tercera vez que se veían. Aún me sorprendía que mi madre no hubiera relacionado a la chica que me acompañó al hospital cuando mi padre tuvo la recaída médica, con la mujer que se encontró cuando viajamos a Oregón.

- ¿Esta era la razón por la que sacas tan buenas notas en biología?

A pesar de que intentó que sonara un poco a broma, el tono de su voz hizo que el aire se pudiera cortar un cuchillo.

- Bueno... ¿qué os parece si para aligerar el ambiente dejamos en ridículo a Gabriela?

Propuso mi padre llenando dos copas de vino para las dos adultas de la sala. En cualquier otro momento me habría sentado mal ser el centro de atención, pero al ver lo rápido que se terminaron la bebida vi que sería la única opción para que no acabaran muertos. Ella no lo sabía, pero al hacer aquello había comenzado con una tarde entera de "historias ridículas de Gabriela Díaz"

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Chloe:

¿Dónde me metí? Ai dios, su madre me odia. Ni siquiera es capaz de dirigirme la palabra. Bendito Javi que aún intenta salvar la noche.

Rompiendo normas en la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora