Ahora quedaba explicarle a Niara todo lo que pasaría. En una semana volaríamos rumbo a Canadá y Niara iba a perder la última conexión con sus raíces, iba a desplazarse a miles de kilómetros de la vida que había conocido hasta entonces . Me senté con ella en el salón del barracón. Enseguida se subió encima de mis rodillas y me miró con esos ojazos que hacían que me derritiera por dentro.
-Niara, tu sabes que tu mamá no puede estar ya más contigo, ¿verdad? -le dije con voz suave.
-Sí. Mamá murió. Pero tú no te vas a morir, ¿verdad? -me respondió con un gesto de temor en sus ojos.
-No cariño (la abracé fuerte) No me voy a morir. Y si tú quieres y te parece bien, me gustaría ser tu nueva mamá -le comenté mientras acariciaba su dulce rostro.
-Vale -dijo condescendiente.
-Pero mi casa está muy lejos de aquí en un sitio que se llama Los Ángeles y yo tengo que volver. Y me gustaría que tú vinieras conmigo
-¿Y me puedo llevar mi ropa y mis juguetes? (La forma limpia y simple de ver la vida de esta pequeña siempre me dejaba maravillada).
-Sí, claro (sonreí)
-Entonces, vale -dijo con cara de satisfacción.
-Yo tengo una familia, abuelos, padres, hermanos, tíos, primos... que van a querer ser también tu familia ¿te parece bien?
-¿Entonces voy a tener abuelos y primos? -me dijo pensativa.
Sí, y mucho más
-¿Y todos me van a querer? -me miró interrogante con sus grandes ojos color café.
-Seguro que sí, que todos te van a querer mucho, como te quiero yo -no podía dejar de mirar el brillo que bañaba sus ojos.
-:¿Y tú vas a ser mi nueva mamá? -preguntó, como queriendo asegurarse de que yo seguiría a su lado, de que no iba a abandonarla.
-Sí, preciosa, yo soy ahora tu mamá -le respondí orgullosa.
-Vale ¿Y voy a tener un papá también?
-No, cariño. Yo estoy casada con otra chica. Con suerte, tendrás otra mamá -le aclaré.
-:¿Dos mamás? -me preguntó
-Sí, cielo. ¿Te parece bien?
-Vale -zanjó la conversación conforme con todas las cosas que le había contado.
La abracé fuerte y respiré aliviada. Ella se abrazó también a mí y aproveché el momento para hacerle cosquillas en la tripa. Se retorció como una lagartijilla entre mis brazos y se soltó mientras reía a carcajadas y me retaba a atraparla. Mientras ambas correteábamos entre risas y cosquillas por el barracón pude sentir de nuevo el sabor de la felicidad en mi boca.
Casi seis meses después de mi partida, aterrizaba en el aeropuerto de Montreal con las maletas más llenas y la vida completamente cambiada. No sabía qué pasaría con Clarke y aunque la angustia invadía mi interior, la felicidad de llevar a Niara de mi mano, de ver su sonrisa y el asombro con el que lo observaba todo, mitigaban mi preocupación y mis nervios. Cogimos un taxi hasta el hotel y Niara durmió profundamente después de la excitación del viaje y la llegada. A mi cuerpo había vuelto en toda su magnitud la angustia que me generaba la incertidumbre de no saber lo que pasaría con mi mujer ¿Querría verme? ¿Me habría olvidado? ¿Seguiría queriéndome? ¿Querría seguir luchando por nuestro matrimonio o definitivamente se habría dado por vencida? Lo último que supe de ella es que había vuelto a Quebec y que había accedido a ver a un psicólogo. La cabeza me iba a reventar. Yo sabía bien cómo me sentía, sabía bien lo que quería. Volvió a mi memoria el poema de Adrianne Rich que tantísimas veces había leído a lo largo de estos seis meses. Si fuera buena escribiendo, me hubiera gustado escribirle a Clarke algo así, porque yo sabía que pasara lo que pasara con ella, nunca, nunca podría olvidarla. Recité en alto y dos lágrimas resbalaron por mis mejillas
ESTÁS LEYENDO
PASE LO QUE PASE, ESTO ES. (COMPLETA)
Romance"Pase lo que pase con nosotras, tu cuerpo vivirá en mi, tierno, delicado..." murmuró Lexa. Pero ¿qué es lo que pasa o puede pasar entre ella y Clarke? Lexa, una prestigiosa cirujana cardiovascular entra en la vida de Clarke, actriz, en una...