CORAZONES ROTOS Y OTROS DESASTRES

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Llamé a la familia de Clarke y les expliqué la situación. Tenían que venir a por ella, tenían que sacarla de ese ambiente opresivo y torturante que se respiraba en nuestra casa. Su prima me dijo que inmediatamente cogería un avión a Los Ángeles. Después contacté con la ONG y me reservaron un vuelo para dentro de tres días y un hotel en la ciudad. Tenían un concierto con el hospital donde yo trabajaba, con lo que ellos se encargarían de todo el papeleo para tramitar mi excedencia. Llegué a Montreal de madrugada, me dirigí al hotel y me duché. Me recosté encima de la cama y no pude pegar ojo. Me retumban en la cabeza las palabras y sobre todo las ausencias de Clarke. No sabía qué había sido, pero algo había hecho mal, muy mal, para que mi mujer me quisiera fuera de su vida. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas y la angustia me martilleaba en el pecho.

Bajé pronto a desayunar y me di un paseo por la ciudad, un poco de aire fresco me vendría bien. Vagué sin rumbo y mis pasos me llevaron, casi sin darme cuenta de vuelta al hotel. Tenía una reunión en la sede de la ONG a las 12 de la mañana y aún quedaban dos horas. Subí a mi habitación y marqué el teléfono de Clarke.  Necesitaba oírla, necesitaba decirle que si ella quería, volvería inmediatamente a su lado, necesitaba decirle que, si me quería lejos, lejos estaría, pero dispuesta a correr a su lado en cuanto me necesitara. No cogió el teléfono. Llamé a Raven, mi prima.


-Sí, dígame   -oí la voz alegre y cantarina de mi prima al otro lado del hilo telefónico.

-Raven, soy Lexa.

-Ah, hola prima ¿Qué tal todo?  -su voz ya no parecía tan alegre, probablemente porque había notado lo sombrío de mi tono al responderla.

-Llamo para despedirme

-¿Despedirte?  ¿Dónde te vas?   -su voz sonó desconcertada.

-¿Recuerdas que te dije que me propusieron una cooperación en Tanzania?   Pues he decidido aceptarla   -le dije.

-¡Cómo!  ¿Cuándo?   ¿Por qué?   ¿Cuándo te marchas?   ¿Y Clarke?   -parecía que no iba a acabar nunca de preguntar.

-Llevo meses al lado de ella, intentando sostenerla, pero he sido incapaz de ayudarla.  Ahora Clarke quiere que me mantenga lejos de ella  y la única forma de poder hacerlo es poner miles de kilómetros por medio.  Me marcho pasado mañana a la noche.  Perdóname por haberme ido sin despedirme siquiera,  pero si me lo pienso mucho no voy a hacerlo.  Me rompe el alma separarme de mi mujer,  pero por mucho que me duela,  creo que ella necesita ahora estar lejos de mí.  Algo le remuevo en su interior, que no soporta verme.  Y hasta que no lo saque o no lo arregle, no voy a tener cabida en su vida.  La llamo y no me coge el teléfono.  Pero quiero pedirte un favor.   Quiero que estés pendiente de ella. Quiero que la cuides por mí.

-Claro, Lexa.  Lo haré.  Ahora estoy en Boston.  Estoy en un viaje de trabajo que durará tres días, pero en cuanto vuelva, te prometo que pasaré por vuestra casa a ver cómo se encuentra tu mujer.

-Gracias. Su prima va de camino. Espero que entre las dos podáis convencerla de lo que yo no he sido capaz, espero que podáis hacerle ver que necesita ayuda, que tiene que dejarse ayudar. Muchas gracias. Despídeme de Miller, de Anya y de los otros, por favor

-Claro.  Prométeme que te vas a cuidar mucho   -me dijo mi prima con la voz quebrada.

-Lo haré.   Te volveré a llamar en cuanto pueda.  Un beso   (Una imparable cascada de lágrimas comenzaba a escapar de mis ojos)

PASE LO QUE PASE, ESTO ES. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora