SUEÑOS Y PESADILLAS

4.5K 322 85
                                    

Cuando en la mañana abrí los ojos, mi esposa estaba sentada al borde de la cama a mi lado velando mi sueño. Leía en sus ojos amor y ternura. Me besó en la frente.


-Buenos días, mi amor  -dijo depositando un tierno beso en mis labios. Separó un rebelde mechón de pelo que cubría uno de mis ojos-.   Es delicioso observarte mientras duermes

-Lo que es estupendo es abrir los ojos y que tú seas la primera visión del día  (Me abracé a su tripa). ¡Uhmmmm, qué rico hueles!

-Mientras tú te duchas voy a pedir el desayuno.  Estamos bien de tiempo. Tu hermano viene a buscarnos a las 11 y media para llevarnos al aeropuerto y son las 10 de la mañana  -dijo mientras miraba distraída su reloj.

-Vale, mi amor -ronroneé.

-No me vas a decir dónde vamos de viaje de bodas, ¿verdad?  Tengo muchas ganas de saber dónde me llevas. Aunque si te digo la verdad, me daría igual pasar nuestra luna de miel encerrada contigo aquí entre las cuatro paredes de este hotel  -me dijo mimosa mientras torcía graciosamente su naricilla.


La sonreí y salté de la cama. Mientras me duchaba oí cómo Clarke encargaba nuestro desayuno. Nuestro primer desayuno como matrimonio.  Mi esposa.  Qué extraña y qué deliciosa sonaba esa palabra.


Desayunamos,  nos preparamos y cerramos nuestras maletas. Lincoln vino a recogernos y nos dejó en el aeropuerto donde nos esperaban mis abuelos, mis padres y mis otros hermanos para despedirnos.  Nuestro primer destino era Paris. Clarke me abrazó entusiasmada. Su madre era parisina y ella,  que nunca había estado en esa ciudad,  tenía unas tremendas ganas de conocer todos y cada uno de los escenarios donde su madre había pasado su niñez y el principio de su juventud.  Yo tenía el tiempo perfectamente planificado y medido.  Recorrimos el barrio donde su madre había nacido,  la casa que la había visto crecer, los lugares emblemáticos de la ciudad donde había sido feliz. Clarke lo degustaba todo con mirada nostálgica.  Estábamos cenando en un romántico restaurante de la ciudad.


-Gracias por traerme aquí   -me dijo mientras acariciaba distraidamente mi mano

-Sabía que te gustaría  (La sonreí).

-Lo que no entiendo,  es por qué me has hecho meter en la maleta ropa de verano.  La primavera en París es bastante fresquita   -añadió mientras se encogía de hombros.

-De eso precisamente quería hablarte.  París no es nuestro único destino.  Mañana a las siete de la mañana tomaremos un vuelo hacia la segunda y última etapa de nuestra luna de miel. México. El imponente Yucatán . Haremos un par de excursiones a los cenotes y a Chichén Itzá, pero pasaremos la mayoría del tiempo buceando y holgazaneando en Playa Del Carmen o Isla Mujeres.

-No sé qué he hecho para ser tan afortunada, mi amor   -se le iluminó la cara.


El resto del viaje lo recuerdo como en una nube de felicidad y aventura, relajación y disfrute. Regresamos a California convertidas en matrimonio y nuestra vida transcurrió durante el siguiente año con calmada felicidad.


Mi vida con Clarke era para mí perfecta.  Pero a ella, no sé por qué, se le despertó el reloj biológico y le entró la urgencia de formar una familia.  Yo recibí la noticia con alegría,  pero sin tanta prisa. Quería tener hijos con ella, claro, pero hubiera esperado un poco más. En fin, ella deseaba vivamente sentir la experiencia de una vida despertándose en su interior, así que decidimos buscar un  donante adecuado. Acudimos para asesorarnos a una clínica de fertilidad y lo primero que hicieron fue realizarle diversas pruebas y un exámen ginecológico completo. Cuando el doctor se reunió con nosotras,  enseguida supe que algo no estaba bien.

PASE LO QUE PASE, ESTO ES. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora