"500 Razones"

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Las razones sobran para caer en un ciclo de palabras agobiantes.
Las razones,
son la excusa perfecta para dejar de aconsejarte.
Y es que las razones no se razonan.
Los motivos no te motivan.
La imaginación poco a poco va bebiendo de tu voluntad y en un instante,
te traiciona.
Al igual que funciona la felicidad se evapora empañando el cristal ocasionado por espejismos,
por sonambulismo de placer, de cinismo.
Vuelves a lo mismo, a la pregunta del peso que cargas en tu espalda,
de cuantos te dan una palmada en la espalda considerando tu existencia una carga.
Todo se apaga y se alarga en personas creyendo saber cómo se siente estar en tu posición.
Que tienes opción de salir, empujar a la decepción y seguir.
Por un momento lo crees y alteras una vez más tu pasado inconsciente.
Pero, al estar presente en tantas mentes ajenas opinando sobre tus actos vuelves a rechazar la cena, sientes pena, sientes el odio que paso a paso se almacena en pequeñas cartas para ella,
te arrepientes observando la botella.
Piensas y piensas en lo patético y fácil que sería traer la inanición o cortes sin reacción,
es lógico si nadie entiende tu posición,
tu cansancio, tus plegarias al dinero que te ayuda y simula seguridad,
ya que no lo tengo supongo que debo rezar a alguna divinidad, sin bondad, sólo con interés prematuro por que todo lo que busco es sentirme seguro.
Ya he madurado lo suficiente para vivir desolado y eso es duro.
Ya me he alterado desobediente por inventar un amor puro.
Mi mente es así, no puedes pedirle que deje de pensar en un momento,
te vuelves un raro, un inanimado adormilado por dulces blancos y rosados.
Contemplar las ojeras que se han quedado.
Como es posible si llevo toda la vida dormido,
Moviéndome por inercia, aunque tenga lógica y la lógica,
es tétrica,
es recíproca, es caprichosa y te entierra en una fosa profunda.
Mas profunda que los poemas de amor que escribiste hace tiempo.
Para que retenerlos si ahora todos hacen lo mismo y ya soy demasiado igual al resto.
Lo protesto en silencio, tal vez así acabaría el descontento.
Me miento y me siento apoyado del muro, eso es apoyo no las palabras que te ilusionan para contradecirlas en un murmullo.
Y así comienzas a jugar con tus dedos, nervioso, apestoso.
Es contagioso ver tanto fracaso de tigres y osos.
Se vuelven sosos contra el ambicioso que se ríe en mi rostro leproso.
Un pozo de detalles maravillosos que se camuflan de animales y brillantes.
De mujeres hilarantes,
con collares asfixiantes de perros arrogantes,
importantes profetas con colecciones de amantes por facetas, atenuantes.
Y los retas creyendo que la desgracia del mundo te hace ser especial,
te transforma en un animal fantástico intoxicado por calmantes,
y te consumes en limitantes que alguna vez resultaron importantes!
las razones son la escusa perfecta para dejar de aconsejarte.
Las razones sobran para caer en un ciclo de palabras..

Agobiantes.

La Magia De Los AtrevidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora