Capítulo 5 *EL CHICO QUE ME ENSEÑO A BESAR*

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Narra Alec-

–Está bien Alec. Hoy vamos a ir un paso más allá. Quiero que recuerdes tu adolescencia. Concéntrate y cuando toque tu cabeza, volverás a esa época.

Estaba en trance cuando el doctor posó su mano en mí. Mi mente retrocedió al pasado: volvía a tener catorce años.

FLASHBACK... (Pasado, adolescencia de Alec)

–Cuéntame cómo ha sido, ¿Te gusto? ¿Qué sentiste?

–Para ya de acosarme Alec, eres peor que mi hermana. Las preguntas de una en una. Sí me gustó, y no sé cómo explicarlo con palabras. Me sentí bien, la verdad. ¿Tú no sientes curiosidad?

–Bueno sí, claro, Tengo curiosidad Jonathan, pero...

–Pero ¿qué...? ¿A qué estas esperando? Ya es hora de que tú también lo hagas. Si se lo pides a Maia o a Scar la chica mexicana, seguro que te dicen que sí. Yo creo que le gustas.

–A tu hermana también le gusto. –suspiré con fuerza.

–Sí, pero a mi hermana no quiero que la toques ni que la beses. –sentenció contundente.

–Pues de pequeños sí que querías que me casara con ella, para que así estuviéramos nosotros siempre juntos.

–Sí, pero ahora es diferente. En serio Alec... ¿No sientes curiosidad por besar a una chica y tocarle las tetas? Se siente tan bien, su lengua es suave, por no hablar de los pechos. ¡Mmm!

–¿TE DEJÓ TOCARLE LAS TETAS? –investigué asombrado.

–Sí. –sonrió Jonathan con una mirada traviesa– Eran muy suaves.

–Muy suaves... ¡Oh vaya! Eso debe ser fantástico.

Yo también quería saber lo que era besar a alguien. Claro que quería besar a una chica, o acariciarla. Quería ser como los demás chicos de mi edad. Solo que a mí no me atraían las chicas. Había descubierto hacía unos años, que me perdía en los ojos de algún chico guapo, o que me fijaba en el muchacho que se sentaba dos filas delante de mí, el cual tenía una bonita sonrisa, o en lo bien que le quedaban esos vaqueros nuevos a Matt, incluso me había fijado más de una vez en mi amigo Jonathan, en lo bien que se veía cuando estaba en bañador, y juntos nadábamos en el lago.

 Había descubierto hacía unos años, que me perdía en los ojos de algún chico guapo, o que me fijaba en el muchacho que se sentaba dos filas delante de mí, el cual tenía una bonita sonrisa, o en lo bien que le quedaban esos vaqueros nuevos a Matt, ...

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Observaba a Jonathan mientras este me contaba todos los detalles de besar y tocar a esa chica. Sentí una punzada de celos que no supe interpretar, y entonces fue cuando me di cuenta de que mi amigo tenía unos rasguños en los brazos.

–¡Qué es eso Jonathan? ¿Tu padre te ha vuelto a pegar?

–No yo... Me tropecé y me caí mientras corría. –dijo nervioso.

–Dime la verdad Jonathan, soy yo, Alec. Tu mejor amigo. Sabes que en mí puedes confiar. A mí no puedes mentirme.

–Está bien. –agachó la cabeza, avergonzado– Sí fue él, Me tiró al suelo y me pego una bofetada, porque no corrí todo lo deprisa que él quería.

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