Capítulo 10 *EL CHICO QUE NUNCA ESTABA SOLO*

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Narra Magnus-

Nos dejamos caer en la cama, jadeantes y sudorosos, sintiendo aún los espasmos del último orgasmo vivido.

–¡Esto ha sido increíble! –indicó Alec con una sonrisa dibujando su cara.

–¿Aún sigues pensando que no te deseo Alec? –le besé en los labios.

–No cariño. Hoy te has portado como un auténtico campeón.

* * * * * * *

Las semanas fueron pasando con rapidez. Alec ahora venía muchos días al hospital a darme una sorpresa. Al principio estaba encantado, pero últimamente estaba muy raro, le molestaba que hablara con mis compañeros de trabajo, si tardaba algo más de lo habitual, me llamaba enseguida al móvil. Me montaba escenas de celos infundadas, y la verdad, es que la situación empezaba ya a cansarme un poco.

–¿Por qué has tardado tanto en salir? –examinó con cara de enojo– Llevo veinte jodidos minutos esperándote.

–Hoy es el cumpleaños de Tessa. Le estábamos dando el regalo todos los compañeros de esta planta.

(Mentira, seguro que se la estaba follando en el cuarto de la limpieza como hacía contigo.)

–Últimamente estás mucho con ella, ¿no?

–Es mi amiga. Ya lo sabes.

–No quiero que hables con ella nunca más. –ordenó con seriedad.

–Pero, ¿qué estás diciendo? Tú no eres quien para decirme con quien puedo o no puedo hablar. –dije muy furioso.

(¿Lo ves? Está enfadado porque son amantes.)

–¿Te la follas?

–¡Qué tonterías estás diciendo! ¿De verdad me estás preguntando eso? –lo miré con los ojos llenos incredulidad y rabia.

–Es cierto, ¿verdad? Los dos folláis en el cuarto de la limpieza.

(Follan como conejos, por eso luego no quiere hacerlo contigo, y se inventa que está cansado.)

–¡Alec por favor, cállate ya! Ya me estás cansando con tantos celos enfermizos. Tessa está casada y yo estoy contigo. Me tienes muy harto ya con esas tonterías.

–Pero no me lo estás negando, así que es cierto. Estáis juntos.

–¡BASTA YA! Si sigues con esa actitud será mejor que dejemos estar lo nuestro. Al principio me causaba una cierta ternura y gracia, pero esto se te está yendo de las manos. Te imaginas cosas que no son. Ya no sé cómo decirte, que te amo solo a ti, que no quiero a nadie más, pero Alec, todo tiene un límite, y tú ya estás rebasando el mío.

–¡Perdóname Magnus perdóname! Tienes razón, no sé qué me pasa últimamente. Me imagino cosas y se me va de las manos, pero, no me dejes. –me abrazó sollozando– De verdad que ya no volverá a ocurrir.

(¡Qué patético te ves arrastrándote a él!)

(¡Qué patético te ves arrastrándote a él!)

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