Capítulo 4

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La comida al fondo de la sala logra llamar mi atención pero esta es reclamada nuevamente por las voces de mi madre y del faraón, Amun.

—Vaya que eres hermosa, pequeña —sonríe acercándose con mi madre de cerca—. Veo que ya conociste a la hija de mi embarcación favorita. Y dime hijo, ¿qué opinas?

«¿Hijo?»

Miro con el ceño fruncido hacia Menes y ahora entiendo a qué se refería cuando dijo que era un aprendiz.

—Sí, sin lugar a dudas es hermosa —mantiene una conversación corta con su padre y cuando ve que no se aleja de nosotros, comienza a caminar.

—No me dijiste que eras el aprendiz para ese puesto —susurro mientras sonríe hacia un grupo que le saluda.

—No quería que lo supieras —susurra a su vez—. Eres la primer chica que no se pone a hacer todo lo que hacen cuando me ven y por un momento me sentí normal a tu lado, no quería que esa sensación desapareciera.

Bueno, no lo culpo si esa es su razón, yo prácticamente hago lo mismo.

—Aunque de todos modos te hubieras enterado —se ríe deteniéndose en un rincón apartado—. Me llamo Tau, Tau Menes II príncipe heredero al trono. Es un placer conocerte Zaya de la casa de Bayek.

—El placer es mío —sonrió levemente haciendo una pequeña inclinación—. ¿Cómo se supone que debo de llamarte? ¿Alteza? ¿Su serenísima...?

—Tau —me interrumpe—. Simplemente Tau.

—¿Menes no? —alzo una ceja comenzando a divertirme.

—Digamos que el nombre me da escalofríos —se rasca el brazo y ahí es cuando entiendo porque se me hacían conocidos los tatuajes. Por lo general los descendientes directos son los portadores—. Y me traen recuerdos que no quiero tener en estos momentos. Así que, hay que dejarlo en Tau. ¿Debo llamarte belleza del Nilo?

—Nadie me dice así —me río—. Para mí Zaya está bien.

Antes de que podamos continuar platicando, nos anuncian la llegada del joven príncipe y su madre, así que el banquete comienza y me veo obligada a separarme de mi acompañante por los asientos.

Quedamos en la misma mesa ya que las tres familias favoritas del faraón come a su lado junto a su familia mientras que las demás familias con un poco menos de poder toman asiento a nuestro alrededor.

Toda la mesa está repleta de comida y todo se ve extremadamente rico.

Tau como es el heredero, se encuentra sentado al lado de su padre quien está en la cabecera de la mesa; de su lado izquierdo se encuentran dos sillas vacías, pero está no permanece por mucho tiempo de este modo, ya que entra su consorte seguida de una joven, pero esta ocupa el lugar vacío que se encuentra a lado del príncipe Tau.

Otro joven acompaña a las damas, y al verlo, mi mente se ilumina al reconocer al otro príncipe, el hermano de Tau. A pesar de ser hermanos, no tienen similitudes, son completamente diferentes.

La reina toma asiento en la silla después de besar la mejilla del faraón, y su vestido emite centellos con la luz de las velas y en verdad quedo maravillada con la exquisitez que esta presenta, así mismo admiro las joyas que porta, sin duda las más hermosas y pesadas que haya visto en mi vida.

El banquete comienza y veo cómo todos comienzan a servirse.

—¿No piensas comer? —alzo la vista y veo que la chica que está con Tau me mira con una sonrisa de lado.

—Simplemente no tengo hambre, gracias —sonrío lo más gentil que puedo pero los labios se me entumecen.

—¿De qué pocilga te han sacado? —al escucharlo el ruido a nuestro alrededor cesa.

—¿Disculpa? —alzo una ceja y a mi lado Kay se atraganta—. ¿De qué pocilga te han sacado a ti?

—Mira campesina insolente... —dice comenzando a ponerse colorada mirándome con cólera.

—Suficiente —truena la voz del faraón y veo a la chica tensarse—. Cleo, no permitiré que le hables así.

—Niña insolente... —comienza mi madre mirándome desde un extremo apretando la mandíbula, pero no me dejo intimidar.

—No te preocupes, Ahmose —le interrumpe el faraón y el rostro de mi madre cambia drásticamente—. La prometida de mi hijo tiene aún mucho que aprender.

—Amun —interviene su esposa en un tono de reproche y ambos comparten una larga mirada antes de que ella continúe—, no es justo que regañes a la pobre de Cleo, estoy segura que ella no quiso decir eso, ¿verdad?

A regañadientes la chica suelta una respuesta y tras el altercado todo vuelve a su normalidad. Me limito a picotear la comida y trato de prestárseles atención a mis amigos, pero me cuesta un poco ya que en verdad me sorprendió que alguien tan inteligente y gentil como Tau, termine con una víbora como ella.

El hermano de Tau por lo que logré escuchar entre algunas conversaciones de cuando asistía a las reuniones de mi madre con algunas de las hijas de las conocidas de mi madre, se llama Tarik y está en la edad correcta para comenzar a escoger esposa.
Él parece estar en otro lado o simplemente deseando estarlo al ver su expresión y en verdad me apiado de él.

Cuando la comida y el vino ya fluyó lo suficiente, comienzan las risas y los chistes.

En verdad estoy muy aburrida y lo único que quiero es irme de este lugar.

—Adio —pico a mi hermano que está sentado a mi lado y cuando estoy segura de que tengo su atención, continuo—. Me iré a casa.

—Ten cuidado —me sonríe con ternura—. Veré si Cadmus te puede acompañar...

—No, no te preocupes —me apresuro a decir—. No lo molestes con estas cosas. Los veo en casa.

La mayoría está enfrascada en una conversación, así que irme no es nada complicado.

Cuando llevo medio pasillo recorrido escucho pasos detrás de mí y al doblar en una vuelta por uno de los pasillos, me detengo y así, me topo cara a cara con el otro príncipe, Tarik.

—Alteza —hago una pequeña reverencia y finjo acomodarme un pequeño tirante que claramente no está suelto.

—No pensaba seguirte, lo siento pero es que simplemente no he visto tu rostro por la corte —su sonrisa es hermosa pero a pesar de que su hermano tiene los ojos de un color ámbar, él los tiene de un tono mucho más oscuro. Como caramelo.

—No, ésta es mi primer visita —sonrío—. Si me disculpa alteza, tengo que irme.

—Por supuesto —me devuelve la sonrisa—.Por cierto, llámame Tarik.

—Me llamo Zaya.

—Es un placer —no digo ni una sola palabra más y simplemente salgo por las grandes puertas que dan al patio trasero en donde me subo a mi bestia.

Tras mi fugaz despedida, comienzo mi camino a casa.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora