Capítulo 22

43.1K 3.6K 125
                                    

Cuando Henutsen termina de colocar los adornos, Zaybe ya está esperándome pacientemente.

—¿Ella está bien? —miro con preocupación a mi amigo y está al asentir no puedo evitar suspirar—. ¿Ella ya encontró trabajo?

—Por lo que me dijo, piensa trabajar aquí en palacio como una sirvienta —susurra—. Creo que será asignada a los cuidados de Cleo en lo que ella se va y después pasará a ser parte de tu círculo íntimo.

—¿Cómo lo está tomando? —la preocupación me ha estado persiguiendo desde ese día y en verdad necesito deshacerme de ella, rápido—. Se lo que opinaba respecto a esto y con este cambio...

—Ella se siente culpable porque casi mueres —al escucharlo abro los ojos sorprendida—. Ella estaba haciendo... pues eso cuando tú entraste y la encubriste.

—Ella no debería de pensar así —suspiro cansada—. No fue su culpa...

—Para bien o para mal ella ya no piensa seguir robando —Zaybe agarra mis antebrazos y me acerca a él lo suficiente pero sin llegar a tocarnos completamente—. Ella piensa hacer de su vida algo mejor.

Seguimos conversando un poco más y cuando ya se me es imposible permanecer por más tiempo, salgo. Me encuentro a Tau saliendo de su habitación vestido con las ropas de Tarik.
Comienzo a caminar hacia él pero aparecen guardias quienes me obligan a poner distancia.
Intento cruzarme en su camino varias veces pero cada vez que lo intento un guardia me cierra el paso. Zaybe intentó ayudarme interrumpiendo varias veces pero estos después de un rato lograban quitarlo.

Cuando llegamos a la sala del trono, nos encontramos con una multitud de gente esperando con la familia real en los tronos y Stet al lado de una pequeña silla donde me llevan.
Al hacer mi camino la sala se queda en silencio y puedo escuchar los diversos murmullos que recorren la sala: es esa la que se salvó... dicen que es una bruja... es una muerta de hambre vendiendo su cuerpo...es una regalo de los dioses...
Así varios fragmentos me llegaban de distintos puntos de la habitación, algunos horribles y despreciables, otros como en forma de bendiciones.

Al acercarme a la silla, Stet se mueve y se acerca a mis pies para rozarme con su cuerpo.

—Estamos aquí reunidos para anunciarles el matrimonio de mi hijo Tarik Ramsés II, príncipe heredero al trono —Amun habla levantado en toda su estatura sobre el trono—. Y ya todos habrán oído de la joven dama de la casa de Bayek quien como todos ustedes pertenece a la sociedad egipcia y quien a petición de su madre y del trono se le ha pedido que no sea partícipe en la repartición de bienes que se le otorgará al ser primogénita. He aquí a la prometida del futuro faraón.

Amun me hace una seña y tras dudar un poco y encontrar la mirada severa de Nea, me muevo.
La gente me mira pero ninguno aplaude no hace nada y con tal silencio puedo escuchar la pesada respiración de una anciana mujer al fondo.

—¡Eso es mentira! —comienzan los gritos—. ¡Ella recibirá lo que por derecho le toca y nos dejará junto con la familia real en precariedad!

La multitud comienza a moverse pero los guardias le detienen.

—¡Esto es verdad, bien puedo matarlos a todos por levantar falsos hacia mí que soy su faraón y hacia mi casa! —ruge Amun y la gente calla—. Sabiendo que estas dudas se presentaría, por eso he traído a la mujer que crío a esta chica quien les dirá nada más que la verdad.

Veo a mi madre aparecer entre la multitud y me pregunto la cantidad de dinero que aceptó para que viniera a plantar cara y decir mentiras, cosa que no debe de costarle. Aunque por lo que dijo Nea que había decretado y esto sea un impedimento para los planes del faraón, no estoy segura de que es lo que verdaderamente saldrá de sus labios.
Tau se coloca sutilmente a mi lado mientras todos los se posan en mi madre.

—Creo que ella encajaría perfectamente en esta familia —susurro apretando con fuerza la fina tela de mi vestido—. Ahora entiendo porque es íntima amiga de la corona y me doy cuenta que ninguno de los dos pertenece a su familia verdaderamente.

—En eso tienes razón, pero nos toco vivirlo —susurra a su vez Tau.

Tras decir esto, mi madre comienza a contar nada más que mentiras.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora