Casada con el faraón. [J. R. 1] ✔️

Capítulo 7

Cadmus y yo nos fuimos a pasear y no me fue a dejar entrada la noche a mi casa. Como era de esperarse, no estaban mi madre ni mi hermano y cuando me disponía a fugarme él todavía no se iba.
Desde mi balcón podía verle pasarse por debajo en el jardín y no había modo en el que pudiera irme sin que me viera.
Estuve vigilando hasta que no lo volví a ver y sin perder la oportunidad me salgo.

Al ir alejándome de mi casa y doblar por una esquina me topo con Cadmus.

—Creí que prometiste que ya no pensabas salir —me mira serio.

—Prometí que lo haría después de una última vez —me cruzo de brazos—. Así que no tienes ningún derecho a replicarme nada.

—Trata de no llegar tan tarde por favor —asiento y rápidamente me voy corriendo.

Llego al lugar de siempre y tras trepar, estoy sin aliento.

—No vas a creerlo pero puede... —mi voz se va apagando al ver la expresión de Zaybe—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien?

—Lo que sucede es que tú no estás diciéndonos la verdad —al escucharlo mi pulso se acelera pero trato de parecer tranquila.

—¿Qué...? —comienzo pero habla antes de que pueda hacerlo yo.

—Aris te vio en la mañana hablando con el joven príncipe y después vio cómo te subías a su caballo —está tan serio y sé que ahora si, no tengo escapatoria—. No le creí, porque que podría estar haciendo alguien de la calle platicando con alguien de la realeza, pero después ya entrada la tarde te vi paseando con un noble. Y ahí fue donde supe que Aris decía la verdad y la que no lo estaba haciendo eras tú.

Debió de verme cuando estaba paseando por la calles con Cadmus.

—No quería decirles nada porque sabía que me iban a odiar y yo no quería eso —suspiro y se que no tengo mas alternativa que decir la verdad—. En verdad varías veces intente contárselos, pero Aris siempre habla pestes de los de mi clase y tenía miedo que hicieran lo mismo conmigo. Por favor, trata de entenderme, mi vida no es perfecta como creen.

—No podemos confiar otra vez en ti —niega Zaybe—. Y debes de saber que Aris no quiere verte más. Los secretos nunca son buenos, mucho menos entre la gente que confías.

—Bien —admito con un dolor en el pecho—, me mantendré alejada, pero por favor, ve al ejército. Ellos te recibirán.

Tras darle una última mirada me escabullo y al llegar a casa, la encuentro sola. Y es ahí, cuando me rompo.

🏺 🏺 🏺

Todos los días sin falta, voy a palacio a jugar con Tarik.
Al día siguiente en que vi a Zaybe mi madre estaba encantada con la noticia de que Tarik quisiera que fuera a jugar con él, así que todos los días me manda a palacio y cada vez que regresaba casi a punto de oscurecer me mandaba a dormir.
Todavía no lograba entenderle del todo, pero poco a poco le fui agarrando a cada juego.

A la tercer semana de mis constantes visitas a palacio, una tarde tuvimos acto de presencia por parte de Tau.

—Que bueno que estás aquí —comenta Tarik sin apartar la vista del tablero—. Zaya necesita un poco de ayuda al parecer.

—Veamos cómo juegas —se sienta a mi lado en el cojín y siento como su calor me envuelve.

—Debo decir que extraño un poco los juegos contigo, pero en verdad disfruto de la compañía de la bella Zaya, ¿no es así querida? —tras sus palabras tira y con Tau a mi lado no ayuda mucho a que me concentre y por mi falta de atención tiro la primer ficha que veo—.¿Estás segura, Zaya?

—Sí... digo no —cierro la boca al escucharme tartamudear —. Creo que deberíamos parar.

—Se que pronto podrás ganarme —al alzar la vista su expresión esta sería a pesar de que su voz tiene un deje de diversión—. Tau puede llegar a ser un gran maestro pero él está muy ocupado últimamente, ¿no es así Tauti?

—Siempre puedo hacer algún espacio —se encoge de hombros alejándose de mi.

Al moverse golpea con su pierna el tablero haciendo que este repiquetee.

Ambos hermanos se miran entre sí y veo que no es para nada amigable.

—Debo irme —esto parece alejar la atención de Tarik ya que se gira y me sonríe.

—Le diré a un guardia que te lleven en mi elefante —se levanta gracialmente y deja las fichas caer sobre el tablero—. Ya es tarde para que llegues caminando a tu casa.

—En verdad no es necesario —me río nerviosa—. Nos vemos mañana.

Antes de que Tarik pueda decir algo, me voy lo más rápido que puedo. Al salir de palacio me escondo en mi capa y camino a paso decidido hacia mi casa.

—¿Cómo está la niña más hermosa del mundo? —Henutsen aparece en ese momento lista para cepillarme el cabello como cada noche lo hace.

—Estoy muy cansada —suspiro—. Necesito dormir. Hoy fue un día muy complicado.

Tras cepillarme el cabello y deslizarme entre las sábanas caigo rendida sobre la almohada.

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