Capítulo 36

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Regresamos a palacio y todos nos encontramos en la sala del trono, continuando la festividad.

Ramsés y yo somos los únicos que no estamos felices en esta celebración, eso se nota a varias leguas.

Tau ya no nos acompaña ya que nada más llegar al palacio, ya lo estaban llevando.

No se despidió de nadie ni dijo nada, simplemente se fue.

Cuando tomamos asiento, no puedo recargarme como me gustaría hacerlo sobre el re posadero ya que el dolor permanente de mis cicatrices me lo impiden.

—Me gustaría hablar con ustedes sobre cierto castigo que fue llevado a cabo —habla Ramsés y toda la sala guarda silencio—. Escuché que hay unos niños que deben ser... desaparecidos.

—Has escuchado bien —sonríe Nea orgullosa.

—Me gustaría llevármelos —anuncia tranquilamente.

—Por mi ahógalos en el Nilo si te place —sonríe Nea volviendo a beber de la copa—. No me importa lo que hagas con ellos.

—Me alegro que no te importe, niña —sonríe Ramsés—. También me llevaré por un periodo a Zaya si es que no te molesta querido nieto.

Miro a Tarik quien simplemente mira su copa.

—Claro —murmura sin sentimiento alguno—. Solo me gustaría que no se fuera tan... rápido.

—Puedo dejar que se quede solo tres días a lo mucho —Ramsés se levanta a lo que los criados se apresuran a mover la silla y su servicio—. No más de ese tiempo en el que necesito que haga unos encargos.

Tras esto se va sin decir palabra, pero a nadie parece importarle las palabras de Ramsés ya que la euforia regresa en poco y yo no puedo evitar contar desde este momento las horas que faltan para que pueda irme con el abuelo Ramsés.

Casada con el faraón. [J. R. 1]  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora