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Desperté rápidamente al escuchar un fuerte chillido proveniente de mi habitación, tomé la lámpara desconectada que estaba en el mueble pequeño ubicado al lado de mi cama y la levanté en modo de amenaza y defensa ante cualquier cosa que estuviese gritando ahí. Era Tyler, estaba encima de la silla de mi escritorio con una mueca de horror tan grande que en vez de asustarme con él, comencé a reírme, me lanzó una mirada indignada y abrió aún más los ojos, apuntandome con ellos, como si estuviese obligándome a dejar de reírme.

Vaya manera de despertar; Tyler era muchísimo mejor que un despertador normal, grabaría sus gritos de nenita y configuraría mi despertador.

Tyler me observó horrorizado— ¡No te quedes ahí mirando, haz algo!— exclamó aún encima de la silla, caminé con lentitud hacia él.

—¿Que está pasand--? ¡UNA ARAÑA!— grité horrorizada lanzándome encima de Tyler, lo trepé tal y como si fuese una montaña y me aferré a su espalda, él me observó decepcionado.

—Mi heroína.

—¡Tú eres el hombre aquí, Tyler! HAZ ALGO.

—YO TE PEDÍ QUE HICIERAS ALGO PRIMERO, ANNA.

La puerta se abrió con rapidez, mamá apareció con una escoba alzada mientras que Tyler y yo la mirábamos con diversión. Ella observó toda la habitación expectante para luego voltear rápidamente su mirada hacia ambos encima de la silla, se incorporó con normalidad bajando la escoba y nos observó con confusión.

—¿Que hacen ahí?— cuestionó ella poniendo una de sus manos en su cintura.

—Hay una araña— respondió Tyler asustado, asentí apuntando la zona en donde la araña estaba. Mamá rodó los ojos, alzó la escoba con fuerza y la estampó contra el piso, aplastando de una a la araña.

—Los quiero abajo en cinco, máximo diez.— ordenó mientras tomaba el cadáver de la araña entre sus manos, se detuvo bruscamente en la puerta y nos observó—. Voy a preparar el desayuno, Tyler, hay ropa de mi hijo mayor en la habitación del fondo por si quieres cambiarte.

—Gracias, Maggie.

Mamá sonrió tiernamente en su dirección y se fue, cerrando la puerta de una. Me apresuré en bajar de la espalda de Tyler y me quedé observando expectante la ropa en mi armario. Pasé una mano por mi cabello con frustración, recordando el cuerpo desnudo de Shelby en la calle, la persona que tuvo el valor de ponerlo ahí debió tener mucha un fuerte estómago. Una ira indescriptible me inundó cuando recordé el estado crítico en que estaba Shawn, ¿cómo era posible que alguien lo intentara asesinar a él sólo por ser un Omega?; arranqué un vestido de mi armario y me quité la camiseta para ponérmelo, Tyler ahogó un grito de espanto.

—Oh Dios mío— exclamó nervioso, me volteé a verlo y ya tenía los ojos cubiertos—. Anna, ¡debiste avisar que te ibas a quitar la camiseta!

—Tyler, saqué la ropa del armario. Lo más obvio que se te pudo pasar por la cabeza es que me iba a quitar la camiseta— respondí obvia, pasando el vestido por encima—. De otra forma, ¿cómo me pondría el vestido? ¿con el pijama puesto?— Tyler negó, mordiendo su labio inferior con nerviosismo—. Yo que tú me visto rápido, mamá es estricta en el tema del desayuno, ricitos de oro.

Asintió resignado y salió como pudo de la habitación, aún con los ojos tapados. Sonreí inconscientemente y negué mientras soltaba una pequeña risa; mi teléfono vibró fuertemente, lo que me dio a entender que alguien me había enviado un mensaje, cuando terminé de ponerme el vestido, desconecté mi teléfono de su cargador y lo desbloqueé para ver quien había sido. Había sido Louis, el chico más fiestero de la escuela.

Bitten.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora