E7

9 4 0
                                    

Estaba internada en la veterinaria del padre de Scott, el hecho de que él supiera casi todo sobre el porqué yo estaba muriendo me impresionó bastante, en el camino no hice otra cosa que apretar con fuerza la mano de Tyler para evitar que el dolor comenzara a expandirse nuevamente. Danielle por su parte se había encargado de mantenerme a salvo en cuanto notamos que nuevamente algo nos seguía. No pregunté que era, según la enseñanza de mi mamá, era de mala educación preguntarle a un ser sobrenatural que era, podría ofenderse, así que decidí quedarme con la duda.

La herida no estaba sanando, y eso era lo que más le preocupaba a Scott, que la daga fuese de plata ya era algo preocupante, ahora que estuviese cubierta en acónito era un tema completamente diferente y mucho más complicado. Me moví con cuidado, me habían inyectado de todo lo que fuese necesario para que la herida sanara con más rapidez y eficacia, pero a mi parecer esto no había funcionado. Me habían dado calmantes, me sentía increíblemente drogada, estaba comenzando a tener alucinaciones increíblemente extrañas y traumatizantes. Moví mi cabeza con cuidado de no mover tanto el cuerpo y noté que habían unas fotografías enmarcadas, me senté con cuidado y gruñí al sentir una fuerte punzada en mi abdomen.

Me levanté con cuidado y tomé las fotografías entre mis manos. Se podía ver a Scott con una sonrisa, alzando ambos brazos formulando con sus manos unos signos de paz, a su lado, con una enorme sonrisa de oreja a oreja tenía en su mano derecha una tabla de snowboard, y al lado contrario de Scott, una bella mujer se encontraba ubicada sonriendo tímidamente, con una larga cabellera rubia y unos hermosos ojos verdes. A su lado, otra fotografía, ésta vez era Scott junto a la bella mujer de cabellera rubia, sonreía como si fuese su último día, se veía que se estaba divirtiendo ahí junto a Scott.

—Es mi mamá— habló una voz ronca a mis espaldas, me volteé con cuidado y pude notar la tristeza en las palabras que Scott decía.

—Es muy hermosa— respondí.—, ¿donde está ella ahora?

Scott tragó saliva con dificultad y me sonrió— Mamá murió.

Me sentí mal por él, mal por su padre y mal por su madre; una mujer tan fina, tan bella, tan joven. Scott me sonrió con delicadeza y pasó una mano por mi cintura, ayudándome a sentarme nuevamente.

—No te levantes. Podría abrirse la herida— pasó una mano por mi cabello y puso su mejilla en mi frente, cuando la quitó me observó con preocupación—. Danielle viene en camino, procura no volver a levantarte.

Asentí y mordí mi labio inferior— ¿Como está Tyler?— cuestioné antes de que Scott pudiese irse.

—Estable.— me sonrió con tranquilidad y cerró la puerta detrás de él.

Tyler estaba estable, era un gran avance debido al gran ataque que habíamos sufrido antes. Me volví a acomodar y pronto pude escuchar el sonido de las plataformas de Danielle, ella adoraba esas zapatillas y yo debía admitir que le quedaban geniales. Se detuvo un momento y la puerta no se abrió.

¿Como está ella?— pude oír con claridad a Danielle hablando con Scott.

Creo que el acónito y la plata le han afectado más de lo normal. La fiebre ha subido y su herida aún no sana— respondió él con sinceridad, abrí los ojos con impresión y temor al suponer lo que luego iba a decir— Temo que no sobreviva la noche, Danielle.

Tragué saliva y evité llorar. Esto no era posible, yo no iba a morir hoy, era lógicamente imposible. Pasé una mano por mi cara para evitar llorar y me volteé con cuidado. La herida dolía, era verdad, dolía como el demonio, pero de doler como el demonio a morir era demasiado lejano para mi. Danielle entró con cuidado, cuando estuvo dentro noté que traía en una de sus manos una caja de comida rápida, acercó una silla para sentarse junto a mi y abrió la caja con comida. Me dio una sonrisa cálida.

Bitten.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora