Capítulo I

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Disclaimer: Durante el transcurso de la historia aparecerán escenarios reales y personajes inventados, todo lo demás es de la gran y admirable, J.K Rowling, ¡disfruten de la lectura!

Cansado, estúpido, cobarde, humillado...Draco ya no sabía cómo sentirse. Había pasado un año desde que su misión había fracasado, no había sido capaz de matar al anciano director.
Se desabotonó la manga de la camisa y tan pronto como se la remangó pudo verla, deseaba no haberla tenido nunca. Mientras se miraba la marca tenebrosa retumbaba en su cabeza una y otra vez «Draco...años atrás, conocí a un chico que tomó todas las decisiones equivocadas... por favor, déjame ayudarte.»

La misma pregunta sin respuesta rondaba por su cabeza cada día, cada hora, ¿qué hubiese pasado si se hubiese dejado ayudar?, ¿dónde estaría en esos momentos?, ¿qué hubiese sido de sus padres? Probablemente pensar en la calidad de vida que sus padres hubiesen tenido de haber huido era inútil, estarían muertos pagando por la traición de su hijo.

—Draco —la voz de su madre había interrumpido su tranquilidad, si es que a eso se le podía llamar tranquilidad.

—Madre —dijo sin mirarla mientras seguía observando los jardines de la mansión Malfoy por la ventana.

—D-Draco... —volvió a repetir su madre, esta vez con una voz temblorosa que alarmó a Draco quién se giró rápidamente para ver el rostro de su madre que lucía una expresión de horror.

—Madre, ¿qué está pasando?

—Draco, es el momento, lo harás y sobrevivirás- dijo arrastrando cada palabra y poniendo especial énfasis y pena en la última palabra.

—Madre, ya sabes lo que pienso de ello, jamás me iría sin ti, tú tampoco has elegido esto.

—Draco, ya hemos hablado muchas veces de esto.

Draco cerró los ojos, recordó cada día que había sido cruelmente torturado mediante crucios por el Señor Tenebroso, su tía Bellatrix e incluso su propio padre. Su fracaso no iba a pasar desapercibido y tenía que pagar por fallar al mago oscuro más poderoso de todos los tiempos. El ver a su madre apartada en una esquina de la habitación, mordiéndose los labios hasta sangrar para evitar romper a llorar y ayudar a su único hijo, dolía más que mil crucios.

Era por su madre por quién vivía y seguía ahí. Si no se había vuelto loco por tanta maldición era gracias a su madre quién velaba por él cada noche después de cada castigo. Tragó saliva mientras volvía a visualizar en su cabeza como su madre estaba ahí cada vez que se despertaba a altas horas de la madrugada debido a las pesadillas, como cuando era pequeño y soñaba con todas las torturas que se producían en el salón de su casa. Así había sido educado él, así es como había aceptado que su destino era convertirse en un mortífago desalmado.

—¿Cuál es tu plan? —miro a su madre que tenía los ojos vidriosos, lo único que podía percibir de ellos era esperanza, lo único que no había perdido esa familia, sin contar con su padre, los últimos tiempos. Narcissa procedió a contarle lo que por su mente rondaba.

—No. Ni hablar —sentenció Draco. No intentaría huir con Potter y sus amigos, no lo haría, prefería morir dignamente a huir con ellos y ser asesinado por Potter o peor por el pobretón o la sangre sucia tan pronto como saliesen de la Mansión Malfoy.

—Hazlo por mí, Draco —adiós, tocado y hundido. Su madre, la única persona en el mundo que le importaba había pronunciado las palabras mágicas. No había nada en este mundo que no fuese capaz de hacer por su madre.

—Madre, volveré a por ti y podremos volver a ser felices —había tan poco de cierto en lo último de sus palabras que parecía que la voz no quería salir de su boca. Su madre se acercó a él y apoyo su mano en su hombro y Draco sintió un gran peso, el peso que había llevado su madre durante años al ser la mujer de un asesino, de una de las mayores marionetas de Voldemort. Que Draco intentase huir de ese infierno era lo más cerca que había estado de la felicidad en mucho tiempo.

Blood, tears and gold.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora