9.- Tortillera.

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Comimos en silencio, ninguno se atrevió mientras cocinamos o poníamos la mesa.

-Deberías darte una oportunidad con alguien que en verdad te quiera- dijo el Edgar de repente. Alcé la vista uniendo mi mirada con la de él- yo estoy dispuesto a ser esa persona.

-Lo sé, pero tú te mereces a alguien mejor que yo, yo no supe valorarte en su momento.

-¿Tú crees que eso me importa?, yo te amo weon.

-Pero yo soy incapaz de amar a alguien- mis ojos se llenaron de lágrimas y él se quedó en silencio, suspiré- Edgar, sé que tú estás dispuesto a hacer lo que sea por mí, pero yo no quiero hacerte sufrir, porque es lo único que provoco en las personas.

-Estás bien ahora, ¿Por qué dices eso?

-Porque es verdad, a la única persona que quise con locura me maltrataba, no sé cómo es estar en una relación sana, te mereces alguien que te valore y te saque a flote, yo te hundiré en mi mierda y no quiero eso, no para ti.

-¿Tan poco te quieres?- me preguntó molesto- tú no eras así.

-Es la verdad. Te quiero mucho, Edgar, tanto que no quiero hacerte daño.

(...)

-Utiliza el mouse, Becca- me dijo el Edgar riendo y yo me puse nerviosa, me eché para atrás en la silla y tomé mi cara.

-No puedo- dije contra mis manos. Él puso su mano en mi hombro y me besó la cabeza-No lo hagas más difícil-le pedí y él soltó una risa nerviosa.

-¿No te puedo dar un beso en la cabeza?- preguntó divertido.

-Si puedes, pero... nada.

Siguió enseñándome a jugar LOL, pero fallé rotundamente al rato después, por lo que preferí dedicarme a mirarlo jugar ya que en eso servía más. Después de dos partidas se aburrió y se acercó a mí en la silla.

-¿Cuándo entrai a la U?-le pregunté cruzada de brazos.

-La segunda semana de marzo- me respondió con una sonrisa.

-Entramos la misma semana- dije alegre- weon, mi U queda a 2 cuadras de la tuya, nos podemos ir juntos.

-¿Quién dijo que yo quería irme contigo?

-Ah, weon pesao- lo empujé en la silla haciéndolo girar.

Él se acercó rápidamente a mí y me sentó en sus piernas haciéndonos girar a los dos. Me puse a reír exageradamente y a gritar. En un momento paramos y me puse de pie, él me imitó quedando frente a mí.

Me miró a los ojos y antes de que yo pudiera hacer cualquier reacción, me besó.

Cerré los ojos y no me moví, él agarró mi cara y movió sus labios sobre los míos. No sabía qué hacer, pero opté por lo más sano.

Me separé de él y bajé la mirada.

-Tengo que irme- dije agarrando mi mochila y saliendo corriendo.

Me agarró de la muñeca y me puso cerca de él.

-Perdóname- me rogó con la mirada y yo asentí.

-Te dije que solamente te iba a lastimar.

-Estoy dispuesto a herirme por ti.

-Pero yo no estoy dispuesta a hacerte mierda, ahora suéltame, me tengo que ir.

(...)

-¿Pero tú lo quieres?- me preguntó la Feña acostada en mi cama de guata y poniendo música de mi notebook.

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