20.- ¿Declarar o no?

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Cumplimos 5 meses pololeando con el Edgar, el tiempo se ha pasado volando y a su lado todo es mejor. Nunca pensé que podría volver a sentir cosas tan fuertes por alguien, quizás suene estúpido, pero a veces tengo la sensación que sin él mi rehabilitación no hubiera servido y que en los primeros 3 meses estaría regalada en los brazos del Javier fumando pasta bajo un puente.

Les comentaré cómo fue nuestra celebración, sé que la van a encontrar una mierda, pero es lo que hay.

Fuimos a comer al Burger King y finalmente nos encerramos en un motel a culiar como conejos... muy romántico.

Camino a la universidad me encontré con la loca de patio de la Cristal, algo raro ya que ella vive bastante lejos y no toma mí mismo camino.

-¿De dónde vienes?- le pregunté después de besar su mejilla.

-De la casa de mi pololo- me respondió mirándome con una sonrisa.

Tapé mi boca con ambas manos y me lancé sobre ella para abrazarla.

-Mentira que están pololeando, ¿Cuándo?- no lo podía creer, se suponía que esto no debía pasar.

Mientras caminábamos ella me contó todo.

Fue hace tres días atrás y no me había contado, la muy maraca. Me gustaba mucho la pareja de la Cristal y el Bestia, porque a diferencia de la mayoría de las parejas que son disparejas (valga la redundancia), ellos son muy parecidos, aman las mismas cosas, son igual de aweonaos y lo mejor de todo, se quieren caleta.

La Cristal hace tiempo que andaba con el tema de que el Bestia no le pedía pololeo y que se estaba aburriendo, ahora se cumplió y la noto más que feliz.

Las clases fueron aburridas, básicamente solo cosas teóricas, por lo que me dediqué a tomar apuntes de mala gana y mirar a la Cristal por ratos.

Al salir de clases la Cristal se me acercó contenta haciéndome parar un poco.

-¿Qué vas a hacer en la tarde?

-Hundirme en mi miseria, ¿por qué?

-Podemos hacer algo con la Feña, digo yo.

-No tengo ganas- respondí con una sonrisa y ella me miró mal- no lo tomes mal, pero estoy cansada y quiero dormir.

-Ya, pico. Después organizamos algo, no te preocupes- ella suspiró y puso una mano en mi hombro- ¿estás bien?

Noté una preocupación en su voz que hace tiempo las personas me regalaban, algo que me molestaba porque me hacían sentir aún enferma y yo ya no lo estaba.

-Sí- bufé y puse los ojos en blanco- nos vemos.

Besé su mejilla y me fui a mi casa. Al abrir y subir a mi habitación me encontré al Manuel. Al verme me abrazó y besó mi mejilla.

-¿Qué te pasa?- le pregunté confundida- ¿Qué mierda haces aquí?

En su mano tenía un sobre y encima de mi cama había otro. Tome el sobre y leí lo que decía en el exterior.

Era para mí del juzgado

Lo abrí y leí su interior. Es sobre el Javier, lo tomaron detenido y quieren que declare en su contra.

-Me tienen que estar webiando- susurré y me senté en la cama-¿Tu carta dice lo mismo?

Él asintió provocando que un escalofrío me recorriera.

-Lo tomaron detenido por uso ilegal de armas, narcotráfico y violencia. Es el momento perfecto para que lo metas a la cárcel.

-No- dije tranquila y manteniendo la compostura.

-Llama al Edgar y a la Feña, tenemos que hablar de esto en privado y juntos.

-Becca, no sigas defendiendo a ese weon, él te ha hecho caleta de daño, weon y no lo queri meter tras las rejas. ¿Quién te entiende weon?

-No te voy a dar explicaciones solo a ti, es a los tres. Llama a la Feña, yo llamaré al Edgar.

Ambos estaban en clases, por lo que los esperamos en mi casa, tranquilos, viendo las teleseries que daban en el horario de la tarde en la televisión nacional. La primera en llegar fue la Feña, que ni siquiera había leído la carta.

Tuvo dos facetas; una fue la Feña feliz y súper animada, que llegó contando su maravilloso día y de su primera nota seis con una profe que siempre estaba falta de pico y la segunda, que fue después de leer la carta, era la Feña enojada y encabronada, enojándose el doble al saber mi posición sobre declarar en contra de mi ex pololo.

-No entiendo cómo puedes ser tan weona, Becca por la cresta- gritó enojada- espero que tengai una explicación lógica de por qué no quieres denunciarlo.

-La tengo, pero esperemos al Edgar.

Ella bufó y se dio una vuelta cruzando sus brazos.

Al rato después llegó el Edgar. Él había leído la carta en su casa y vino con mochila y todo. Y al igual que todos, tampoco entendía mi posición.

-¿Te da pena?- preguntó emputecido.

-Me da de todo, menos pena- respondí sentándome en el sillón- no quiero volver a relacionarme con esa gente, menos en malos términos.

-¿Te da miedo?- preguntó la Feña y yo asentí- todo va a ser bajo anonimato, no se enterarán.

-Se van a enterar igual, es poca la gente a la que citarían para declarar en su contra y yo soy una de ella, además, es mucho menor la cantidad que se atrevería en ir contra él. Weon, son narcotraficantes y si nos ven como enemigos nos matan y punto- les dije lo más calmada que pude.

-Si no vamos nos podemos meter en problemas.

-No, porque iríamos y solo contaríamos que era el ex pololo de tu amiga, en el caso del Edgar actual polola y lo único que hacía era fumar marihuana, nada más. Nos ahorramos problemas y trámites.

-¿No quieres que pague por lo que te hizo?- me preguntó el Manuel.

-Sí, pero él tiene mucho más que yo, tiene contactos, fuerza y además, él no me hizo nada. Yo hice todo por mi cuenta, él me lo enseñó, pero yo decidí entrar, entonces, como entré a ese mundo culiao, quiero mantenerme lo más alejado que pueda de él.

-No puedo creer que diré esta wea- dijo la Feña suspirando- pero te encuentro la razón y es muy válida tu postura.

-Gracias- le dije con una sonrisa a la Feña. Miré a los chiquillos y ellos no estaban muy convencidos aún con lo que quería hacer- por favor, no se metan en weas.

-Quiero que ese weon pague.

-Si cae en cana lo van a sacar igual, tiene plata pa contratar los mejores abogados,weon, son una mafia tremenda. Ustedes vieron series policiacas y weas con carteles de drogas, la realidad supera la ficción.

-Si tu estuviste en ese mundo es porque sabes lo que dices- reconoció el Edgar.

-¿Pensai igual que ella?- le preguntó el Yelo y él asintió- este era el momento para hacerlo caer.

-No va a caer por más que queramos. ¿Tú crees que no lo quise ver pudriéndose en la cárcel al estar yo internada en esa clínica culia?, lo quise por meses y al final me di cuenta que ese weon nunca iba a pagar y es más probable que se muera de sobredosis o baleado, que en la cárcel.

-Gente culia con la que te juntabas, Becca por la cresta- se quejó la Feña.

-Esta es la parte violenta, no saben las peores cosas.

-¿Cómo qué?- preguntó con interés el Manuel.

-No vale la pena nombrarlas, pero de verdad nadie lo va a hacer entrar en la cárcel, sólo él mismo.

-O sea, ¿hablai de que se entregue?- preguntó la Feña confundida y asentí- ¿Cómo hacemos eso?

-No lo haría por nadie- respondí con una media sonrisa falsa.

Editado 18 de Noviembre 2017.

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