4. Visita a los Müller

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El móvil empezó a sonar. Maldije antes de salir de la ducha y enrollarme en una toalla perfectamente suave y mullida. Cuando fui a cogerlo, colgaron, vi que había sido Josh.

No tuve tiempo a extrañarme porque empezaron a aporrear la puerta. Aceleré para llegar y al abrir me encontré con Josh a punto de volver a golpear la puerta.

-¿Qué pasa?- contesté algo más cortante de lo normal, nadie interrumpía mis duchas relajantes.

-Vas desnuda.

-Gracias, señor de lo obvio, entra.

No tenía intención de que mis vecinos me vieran en toalla y con el jugador de fútbol ahí presente. Los rumores corrían rápido, tal vez demasiado. 

-No irás a violarme, ¿verdad?

-No estoy para tonterías, Kimmich, habla o vete.

-¡Qué genio...!

-Estaba en la ducha- dije obvia.

-Lo veo- tragó saliva y continuó.-Comida en casa de los Müller, vístete.

-En primer lugar- dije ya irritada- se preguntan las cosas, no se ordenan. En segundo lugar, no vuelvas a interrumpirme de esa forma mientras me ducho. Por último, no voy. Hasta luego.

-Emma, por favor... No paran de agobiarme con que quieren conocerte.

-No es mi problema, Josh.

-Es normal que quieran conocer a mi mejor amiga.

Molestó increíblemente y ni siquiera sabía por qué. Éramos mejores amigos, no debería molestarme. 

-Iré, pesado.

Sonrió con satisfacción y me dio un beso en la frente justo antes de empujarme para que me vistiese. Un día le iba a dar un guantazo.

Cogí una blusa con unos vaqueros para ir cómoda pero decente, no todos los días ibas a casa de la familia Müller.

Sonrió al verme y tiró de mí hacia su coche, apenas dándome tiempo a coger las llaves. Arrancó y empezó a tamborilear los dedos contra el volante. Lo conocía lo suficiente como para saber que estaba nervioso y no entendía por qué. Al fin y al cabo era yo la que debía estar nerviosa.

-Relájate, Josh, no es como si les fuera a parecer mal nuestra amistad ni nada. Tampoco es que su opinión importe mucho.

-No estoy preocupado.

Mentiroso.

Llegamos a una finca enorme que estaba segura que tenía caballos y aparcó dentro, debían saber que estábamos a punto de llegar. Me cogió de la mano sorprendiéndome pero a juzgar por cómo me la estaba rompiendo, necesitaba contacto para que no le diera algo.

Qué chico más exagerado.

La puerta se abrió dejando ver a una sonriente Lisa Müller que debía reconocer, era mucho más guapa en persona que en las fotos. Nos hizo pasar con amabilidad y nos condujo hacia lo que supuse era la sala de estar.

-Habéis llegado- dijo Thomas casual. Sí, claro. Se notaba que llevaban tiempo esperándonos.

-Os presento a Emma. Es amiga de Kate, la novia de David.

Incómodo cuando te presentan como la amiga de la novia de alguien. Yo también te quiero, Josh...

-Soy Lisa y supongo que ya sabrás quien es mi marido- dijo con una sonrisa divertida.-Un placer.

Me esforcé por no aniquilar a Josh con la mirada y sonreír. ¿Ni siquiera podía callarse mi pequeña obsesión con el equipo?

-¿Dortmund-Hamburg?- pregunté señalando la pantalla. Thomas me miró con una pequeña sonrisa mientras asentía.- No estuvo mal aunque algo mediocre, no creo que si juegan así supongan un problema el sábado.

Solo amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora