3. Kate, deja de ser tan perra

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Me desperté al notar caricias en la espalda y estuve a punto de pegarme a mí misma por haberme quedado a dormir, Ángel y Kate debían estar preocupados por no saber nada de mí.

-¿Cómo te encuentras?

-Perfectamente, nunca tengo resaca.

-Me alegro- dijo poniendo su mano en mi vientre haciendo que cada nervio de mi cuerpo se alterara.-¿Desayunamos?

-Si insistes...

Me pasó su camisa blanca y me la puse para cumplir un cliché a medias, porque aunque habíamos dormido juntos no me había acostado con él. Punto para mí. ¿O no...?


Cogí el móvil y me senté en el taburete mientras veía cómo bebía zumo, esa garganta era algo maravilloso. Tenía que dejar de comportarme todo hormonal con él o al final se notaría.

-¿Dónde narices estás?

-Pues no sabría decirte, iba un poco borracha cuando llegué- Kimmich me sonrió. Mi mejor amigo había decidido llamarme, sinónimo de problemas.

-No juegues, Emma, estaba preocupado.

-Estoy en casa de Joshua Kimmich.

-¿Cuál es ese?

-El rubio que tiene 3 años más- Kimmich alzó una ceja y me encogí de hombros, era uno de mis crushes. Cosa que no pensaba admitir frente a él ni con todo el alcohol del mundo.

Uau chica! Y... ¿qué tal?

-Eso está totalmente fuera de lugar, voy a desayunar. Nos vemos más tarde.

-Sin prisa, quiero detalles.

-Voy a colgar.

Idiota.

Colgué y le mandé un mensaje a Kate diciendo que estaba perfectamente y que se lo pasara bien con su novio, del que tendríamos una charla más adelante. Guardé el móvil y sonreí incómoda a Kimmich, que estaba entretenido mirándome.


-Cuando te concentras frunces el ceño, es adorable.

-Tú sí eres adorable.

-Lo sé- me reí y le revolví el pelo.-Ayer dijiste que serías mi amiga así que... ¿qué tal acompañarme al Allianz Arena? Me dejé allí las deportivas en el último partido.

-Necesito ropa- dije obvia tratando de ocultar la emoción de una posible visita al estadio, uno de los lugares favoritos de cualquier fan.

-Pasamos por tu casa y te cambias.

-Me parece bien.

-Mientras me ducho y me visto come algo, estás en tu casa.

-No tengo hambre- me fulminó con la mirada y me rendí, me tocaba comer algo. Lo vi salir del baño y no pude resistirme...-Estás precioso.- Negó con la cabeza y cogió las llaves mientras me pasaba el móvil, yo ya llevaba el vestido y los tacones de nuevo. 


Nos subimos al coche y en cuestión de unos minutos estábamos en mi casa. Entré en mi cuarto y me di una ducha rápida y me puse lo primero que pillé.

-No te pongas tacones- oí que me decía desde el salón y sonreí, era un amor. Me puse unas sandalias con poco tacón porque realmente no tenía muchos zapatos sin tacones y me miró mal al verlo.-Eso lleva tacón.

-Yo siempre llevo tacón así que deja de lloriquear, me he puesto lo que menos tacón tenía.

-¡Qué niña!- dijo exasperado, puso un brazo sobre mis hombros y me metió en el coche. Me gustaban esos toques de confianza y amistad.-Bueno... ¿algún chico por el que ayer te hicieras la estrecha?

Solo amigos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora