Confesiones

43 1 0
                                    

Después de oír un azotón la puerta cedio y se abrió sola. Zeir me miro con el ceño fruncido.
-¿Que rayos fue e-eso?.-le pregunte pero su cara era de aturdido al igual que yo.
-¡Son unos tontos!.-Katia había salido de mi cuarto.-Lo han hecho enojar, ahora las verán de verdad...
-¿De que estas hablando Katia?.
-Ahora si tendrás problemas Grace.- su mirada estaba totalmente en mi, parecía furiosa.
-Yo se de que esta hablando.-las dos lo volteamos a ver, solo que Katia con su mirada furiosa y yo confundida.
-¡Tu no sabes!.- Katia no dejaba de gritarnos.
-Katia tranquilizate.
-Si lo se, y se el daño que te esta haciendo.
Katia se puso a llorar como loca, puso las manos en la puerta, se recargo en ella y se dejo caer. Intente acercarme para levantarla, pero Zeir me lo impidió, su mano se poso en mi estomago y me detuvo. Él se acercó a Katia y la tomó del brazo.
-¡Sueltame! ¡Dejame ir!.
Al ver a Katia así mi mente quería recordar algo pero no podía, era como querer recordar algo que jamas paso.
-Zeir basta, sueltala.-le tome la muñeca intentando que se Zafara de ella.
-Lo siento Grace, pero...puedo sentirlo.- se mordió el labio como si decirlo hubiese sido su primera opción y se regañara por eso.
-¿Que?.-lo solté.
-Él esta aquí.- comenzó hacerle presión a Katia en el brazo, ella comenzó a gritar diciendo que le dolía. La arrastro haciendo que se rasparan sus rodillas y se levantara forzosamente del piso, se la llevo al cuarto de ella y cuando quise entrar para que dejara de hacer cosas con mi hermana la puerta se cerro en mi cara.
Me quede paralizada por unos segundos y luego los nervios comenzaron a fluir por todo mi cuerpo.
Comencé a golpear la puerta intentado abrirla, hice de todo, lo amenace con todo lo que se me ocurría, pero no hubo resultado, solo la escuchaba llorar con tanto sentimiento, mi alma se partía de no poder estar con ella para calmarla.
-¡Entiende, de la única manera es esta! ¡Quedate quieta Katia por favor!.
-¡Zeir no se te ocurra lastimarla por que te matare!.
De pronto Katia soltó un grito desgarrador.
Comencé a patiar mas la puerta pero no era suficiente, era tan débil y delgada que no funcionaba nada.
Busque desesperadamente algo pero no había nada que funcionara, baje las escaleras buscando un cuchillo o algo para romper la puerta.
El tiembre sonó, lo ignore y subi corriendo las escaleras pero me tropeze y rodé hasta abajo, mi cuerpo me dolía, y me había sacado el aire.
De pronto unas manos me recogieron.
-¡Por dios! ¿Estas bien?.-Era Alex.
No podía hablar. Mire a la puerta y vi a Mat.
-No me contesta el teléfono.- le comentaba a Alex mirando su teléfono por lo que no se había dado cuenta que ya estaba adentro.
-Mat ayudame.- le dijo Alex.
Él subió la vista y me vio.
-¡Grace!.- corrió hasta mi.-¿Que te paso?.- su expresión era de horror.
Seguía sin tener aire en los pulmones.
-Se cayo de las escaleras.- dijo Alex en cuanto no hubo respuesta.
-K-Kat-Kati...-era mas un susurro.
-¿Katia?.- dijeron los dos a la vez.
-¿En donde esta?.-tenia que agarrar fuerzas e ignorar el dolor punzante de mi cuerpo.
Tome aire y me senté de jalón y me pare inmediatamente, mi cadera me dolía demasiado y la rodilla al igual que el hombro. Recogí el cuchillo que se había quedado en el escalón. Y volví a correr escaleras arriba, pero ahora me seguían Alex y Zeir.
-¿Grace a donde vas?.
Llegue hasta la puerta.
-¡Zeir abreme! ¡Sueltala!.
-¿Zeir?.- Mat me miraba con enojo.
-¿El chico de cabello raro que va en la escuela?, que hace él aqui.-Alex me miraba igual.
-¡Tiene a Katia, ayudenme abrir la puerta!.
Ellos aun no entendían por que la urgencia, supongo que creyeron que Estaba loca. Pero se pusieron rígidos cuando escucharon el grito de Katia.
Comenzaron a intentar abrirla y funcionó.
Ahí estaba Katia, llorando en un rincón, Zeir en el piso sangrando por pequeños cortes en todo su cuerpo.
Corrí hasta ella y la abrace.
-Él me salvo.- señalaba a Zeir.
-No fue nada.- contesto jadeando.
Estaba Volviéndome loca, todo se estaba volviendo loco estaba pérdida de todo lo que era real o no.
-Hace días que algo te comenzó a seguir.-Zeir me miraba fijamente.-pero hay alguien que te protege.- agacho la mirada, yo voltee a ver a Mat.-No, no es él, es alguien que no conoces.- lo mire fijamente pensando en Darriel, tal vez él...-Tampoco puedes verlo, pero estoy seguro de que se te ha aparecido mas de una vez en tus sueños.- de pronto con eso le atiné, el chico de las pesadillas.
-Quieres decir...pesadillas...
-Si, justamente él.- su mirada estaba perdida en mi cuarto, sentí un escalofrío y voltee, no había nada como de costumbre.
-¿Pero y él como si...
-¿Si ha tratado de lastimarte?.- Mat termino mi frase.- no es lo que piensas Grace, es complicado...
-¿Ah que te refieres? ¿Y como es que tu también sabes de esto?, ¿lo haz visto?.- Mat sonrió, y me devolvió esa calidez de antes.-Tranquila pequeña son muchas preguntas. Me refiero a que eso es algo diferente...
-Eso es alguien Mateo.- Katia sonaba ofendida.
-Bueno aja, ese alguien cree que solo puede lastimarte él y solo por placer además que de eso se alimenta, tu miedo, tu furia, tu mala energía, pero también cuida de ti, hace que todo lo malo no se te acerque. Se de esto por que un día que estaba aqui contigo lo vi por el espejo.- mi corazón se paralizo y me imagine un rostro horrible reflejándose en mi espejo.- Lo único que se me ocurrió fue contarle a Zeir, por ello él trato de conocerte mas Grace...para ayudarte, me aleje por que su existencia me resulta repulsiva pero ...eres mi mejor amiga, no puedo permitir que algo te suceda.
-Yo solo vine por que estaba aburrido...-todos vimos a Alex, alzo los hombros con indiferencia.
Bajamos a la cocina, nos sentamos en la mesa y comenzamos a buscar comida en el refri cada 10 minutos cuando algo se acababa. Ahora solo estábamos Zeir y yo en la mesa.
-Y ... Tú... ¿Que eres?.
Se me quedo viendo confundido.
-¿Que soy? Eso a que viene.
-Bueno pues... Eres capaz de evitar cosas así o algo así ¿no?.
-Ummm si...
-Entonces...eres un...¿?
-Oh ya.- sonrió de lado.- una persona con ese asqueroso y bendito don.
Todos se sentaron en la mesa y no quise preguntar mas.




el chico de cabello blancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora